El dúo Za-Sa avala a Chile

Turismo por la mañana, entrenamiento por la tarde y a la espera de una noche tranquila. Viaja Chile relajado por el Mundial. Ya lo ha hecho todo y lo que venga, bienvenido será. Ha alcanzado los octavos y se enfrenta esta noche a Brasil, la selección a la que quieren todos los que no cuentan en los pronósticos para el título.

Perder es asumible y ganar provocaría ya el desenfreno en una hinchada muy excitada por el comportamiento de su equipo.

Le van a Chile las grandes afrentas más que los partidos tibios. Lo saben los ingleses y también los italianos. Ya ha dicho Javier Margas, uno de los centrales del grupo, que si ganan a los brasileños se volverá a teñir el pelo como hizo después de pasar la primera ronda, cuando se pintó de rojo.

Margas tiene el puesto garantizado en una alineación con novedades. Las bajas de Parraguez, Rojas y Villarroel serán cubiertas por Cornejo, Ramírez y Estay. Nelson Acosta apuesta por un once compuesto por: Tapia; Reyes, Fuentes, Margas; Cornejo, Acuña, Ramírez; Sierra, Estay; Zamorano y Salas.

La idea de juego, en cualquier caso, seguirá siendo la misma. Juega Chile al toque, con mucho acompañamiento en la medular y aguardando siempre la pegada del dúo Za Sa, una pareja mortífera.

Los dos parecen lo sufientemente motivados para reencontrarse con el gol, tras el mal partido jugado frente a la selección de Camerún, que se sintió eliminada por la actuación arbitral.

Zamorano no ha marcado en la primera fase, pero resultó decisivo en los tres goles que cuenta Salas, dos frente a Italia y otro contra Austria, contabilizado después de que el propio Salas indicara al colegiado que el tanto lo había metido él y no el ex madridista ahora en el Inter, actitud que refuerza el carácter especial del ex jugador de River Plate.

Por si el tándem atacante no resuelve, a Chile siempre le que da la esperanza de la zurda de Sierra.