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FRANCIA 98

Los "reggae boyz" se despiden con triunfo

Carlos Arribas

Estados Unidos organizó el Mundial del 94. Se ha ido de Francia con cero puntos, un gol a favor y cinco en contra. Japón montará el del 2002. Se ha ido de Francia con cero puntos, un gol a favor y cuatro en contra. Algo es algo, alguien dirá, esto progresa: les han metido uno menos que a los estadounidenses. Tampoco es tan malo, dirá otro, más en la onda, habrá que sumar el punto conseguido por Corea, que organizará el Mundial a medias con Japón. Los jamaicanos no organizarán nada, son el país más pobre y con menos habitantes de los 32 de Francia, su llegada al Mundial constituyó un acontecimiento por lo insospechado. Y se van con una victoria. En el duelo de los despedidos del grupo H triunfó la alegría. Los japoneses abandonaron el campo llorando por la infamia; los reggae boyz bailando y dando gracias a Dios. Y si a los educados seguidores japoneses no les echarán de menos más que los tenderos, a las alegres seguidoras jamaicanas todos las lloraremos.En realidad, el partido debió ganarlo Japón. Si el triunfo lo dieran las oportunidades imperdibles, los tiros lanzados, los movimientos de equipo, la posesión del balón, los hombres liderados por el pelirrojo Nakata habrían triunfado por goleada. Pero las victorias las da la puntería, la capacidad de desequilibrar por el lado imprevisto, la inspiración. Y Whitmore a solas tuvo más de eso que todos los japoneses juntos. En su primer gol, tuvo remate y puntería; en el segundo, regate e inspiración.

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Jamaica y Japón, que sólo querían la victoria para huir del oprobio, salieron a buscarla por la vía del ataque. Japón mostró más orden, más control del campo, y dominó la pelota. Disparó desde todas las partes (29 tiros), falló ocasiones increíbles (sólo siete disparos fueron a puerta) y perdió el partido. Jamaica no hizo un gran alarde. No se preocupó en exceso de la recuperación del balón (esperó simplemente que los japoneses lo perdieran), disparó mucho menos (12 tiros), pero con más puntería (siete fueron a puerta) y mucha más eficacia: dos goles a uno.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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