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La fuga de Penev y Stoichkov

La federación búlgara multará a los dos delanteros por escaparse de la concentración

Un misterio se extendió en la mañana de ayer por el hotel de concentración de la selección búlgara: ¿Dónde están Penev y Stoichkov? Era una pregunta tabú para la mayoría de los miembros de la expedición búlgara, que preferían mirar hacia otra parte, aunque no para el portero titular del equipo, Zdraskov Zdravko, que se atrevió a aventurar algo: "Están en París, con sus mujeres".Efectivamente, Penev y Stoichkov no asistían a la sesión de vídeo con sus compañeros porque no estaban en el hotel de concentración, a unos 50 kilómetros de París, sino en la misma capital de la luz, donde se había desplazado con sus esposas a pasar unas horas de solazamiento.

Penev y Stoichkov no solamente no había regresado a dormir al lugar de concentración, sino que se presentaron allí pasadas las tres de la tarde, perdiéndose la sesión prevista de vídeo (de algún partido de España), ante la indignación del seleccionador, Hristo Bonev, que pidió que rodaran cabezas. La Federación Búlgara de Fútbol no se atrevió a tanto. Su vicepresidente, Mihail Kassabov, anunció ayer que habrá una multa para cada uno de ellos que será determinada por el seleccionador de la selección en las próximas horas. Kassabov matizó que la sanción se debe a la ausencia de los jugadores en la reunión técnica convocada para la una de la tarde de ayer para preparar el encuentro frente a España y no a la salida de los dos delanteros que, añadió, estaba autorizada.

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Pero Stoichkov no parecía muy preocupado. Nada más llegar al hotel de concentración, concedió una pequeña entrevista a un periodista portugués para, a continuación, lanzar a la piscina a su compañero Yordanov, el jugador del Sporting de Lisboa que había ejercido de traductor en la entrevista. Una bromita de Stoichkov. El periodista, al menos, salió ileso.

Minutos antes de comenzar el entrenamiento vespertino Stoichkov dijo que no tenía conocimiento de que se le hubiese impuesto una sanción y aseguró que tanto él como Penev tenían permiso para salir la noche del domingo y que ambos habían dormido en el hotel de la concentración.

Penev, por su parte, no quiso hacer declaraciones. Está a la greña con la prensa búlgara, que le acusa de hallarse fuera de forma. De hecho, Bulgaria no ha conseguido marcar ni un solo gol en los dos partidos que ha disputado, ante Paraguay y ante Nigeria. "Lo haremos ante España", dijo el fino interior zurdo del Stturgart Krassimir Balakov. "España está muy mal mentalmente. Dijeron que venían aquí a ganar el Mundial y no han podido con la presión", añadió Balakov.

Esta es la línea argumental del seleccionador búlgaro, Hristo Bonev, un tipo robusto de 49 años con muy pocas palabras: "La FIFA vigilará para que el partido Nigeria-Paraguay sea todo lo limpio que sea posible", dijo Bonev, consciente de que su equipo, a pesar de todos los problemas por los que atraviesa, todavía cuenta con opciones de pasar a los octavos de final de la Copa del Mundo.

La concentración de Bulgaria es tan caótica como el juego de su equipo. El defensa Ivanov apura el penúltimo pitillo mientras se bebe una coca-cola; Kostadinov se toma un café rodeado del humo que desprende su propio cigarro y el portero Mihailov (con su aparatoso trasplante de pelo) mastica unas ciruelas mientras pasea. Los jugadores entran y salen de unas habitaciones a otras sin ningún tipo de control. También los periodistas se pasean por donde quieren.

No hay más medidas de seguridad que la mirada intimidatoria de algunos jugadores. La de Ivanov, cierto es, puede paralizar a cualquiera. Al hotel, de tres estrellas, no le sobra ni un lujo. Todo es posible en el hotel de concentración de la selección de Bulgaria, donde cada uno come a la hora que le da la gana, por poner un ejemplo.

"Nos falta organización tanto en el campo como fuera", reconoce el centrocampista Balakov, mientras Yordanov apunta a la división del grupo como uno de los orígenes del mal juego del equipo. "Ahora hay demasiados grupitos, aunque también había división en el Mundial de Estados Unidos y fuimos cuartos", recuerda Yordanov. En efecto, el caos, más que un inconveniente, fue el caldo propicio en el que creció Bulgaria en Estados Unidos.

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