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Entre la decepción y la esperanza

Clemente justifica el papel de España con la excusa de que a los jugadores no les salen las cosas

Ramon Besa

A caballo entre la decepción y la esperanza, entre el adiós y el hasta luego, entre el reproche y el ruego, siempre con un cierto tono agridulce, Javier Clemente afrontó ayer un juicio sumarísimo con la prensa, ante la que se presentó para intentar atajar el difícil entorno que ha generado con su actitud de reproche a la crítica, situación nada propicia para preparar un partido tan decisivo como el del miércoles contra Bulgaria.Clemente tiene hoy serias dificultades para contrarrestar un discurso combativo. Abandonado por el gol, el grupo se queda sin defensa, y su espíritu resultadista no tiene ningún sentido si el marcador le da la vuelta. No pudo articular el seleccionador un discurso futbolístico que justificara el por qué de lo sucedido: un punto en dos partidos y uno en contra en la diferencia de goles a falta de una jornada. Frente a esta realidad se levantan dos interpretaciones: "Vosotros, los periodistas, estáis absolutamente desilusionados y nosotros, absolutamente esperanzados".

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"No estamos muertos"

De las palabras de Clemente, repartidas durante 45 minutos de conferencia, se deduce que de la misma manera que hoy la selección no va, mañana puede poner rumbo al título de la Copa del Mundo. Es cuestión simplemente de acierto de los futbolistas. "A los jugadores no les salen las cosas", expuso. "Quieren y no pueden, y yo les comprendo y disculpo". Y después añadió: "Un buen equipo también es capaz de jugar mal. Los rivales también juegan y evitan que nosotros juguemos. Yo soy de los que no espero perder nunca, y éste es un equipo ganador. Por eso, ésa es una situación inesperada. Pero los jugadores se están matando para ganar y no les salen las cosas, ni aún siendo buenos".

Una vez localizado el mal en los jugadores, se le demandó al seleccionador por su grado de responsabilidad en el mal juego. "No hay nadie infalible salvo el Papa y yo de momento no he dicho que sea el Papa", respondió. "Yo me equivoco cientos de veces; mucho, siendo como soy de Bilbao. Y mis jugadores se equivocan igual que yo, pero yo les entiendo". Y abundó: "No diré cuales son los errores cometidos, porque tendría que hablar de jugadores. Me tragaré los sapos, pero no diré cuales, salvo Zubizarreta, que reconoció su fallo ante Nigeria. Tampoco responsabilizaré a los futbolistas". "Ustedes quieren que diga que me equivoqué en el primer partido", deslizó refiriéndose a los periodistas que le acusan de diseñar mal el encuentro y corregirlo peor, "y yo no he reconocido que me equivocara. Me equivoqué en otras cosas y no en lo que creen".

Recalcó que el plantel está "físicamente muy bien"; defendió el concepto de juego: "Llegamos, rematamos y no metemos, y a eso se le llama falta de acierto"; destacó la actitud del grupo: "Si algo tiene es casta"; recordó su experiencia: "Muchos de ellos son campeones" ; y no quiso apelar a la falta de fortuna: "Fortuna hay que tenerla en Navidades cuando el sorteo de Navidad, aunque ciertamente estamos jugando como para tener más de un punto. En el primer partido no tuvimos suerte en defensa y en el segundo en ataque".

La situación no invita al optimismo, y el estado de ánimo no es precisamente alegre. "No estamos bien", confesó Clemente. "El equipo está triste", remarcó. Nadie, sin embargo, se rinde, y mucho menos el seleccionador. "No estamos muertos", dijo primero. "De momento estamos vivos", apuntó después. "No hay que llorar hasta el final y reconocer los hechos. Debemos agotar todas las posibilidades de clasificarnos para los octavos: esperemos que Nigeria gane, juegue quien juegue [se especula que Milutinovic alineará a los suplentes frente a Paraguay para evitar que los titulares amonestados puedan ser sancionados] y que nosotros le podamos también a Bulgaria". Y llegados a este punto, Clemente se dejó ir: "En el momento de clasificarnos, diré qué posibilidades tenemos de ganar el Mundial".

"Por mucho que nos digan y fallos que nos recuerden, sabemos que tenemos posibilidades y seguiremos con nuestra cabezonería", insistió. "El jueves igual decimos que hasta el próximo Mundial o hablamos de Francia. Pero ustedes [los periodistas] no nos van a quitar la ilusión, no nos comerán las posibilidades. Nos faltaría ahora Julito Salinas, un tipo optimista por naturaleza, para que dijera que un empate a cero, por ejemplo, nos puede valer. El nuestro es el grupo del infarto, y todavía queda uno. Paraguay no puede ir a empatar con Nigeria y nosotros iremos a por el partido de Bulgaria desde el inicio. El que hace lo que puede no está obligado a más".

La exposición de Clemente estuvo salpicada constantemente de referencias a los periodistas y a su falta de sentido de equipo: "Nosotros somos más lógicos y sensatos", afirmó. "Vosotros sois un mundo y nosotros otro, pero no nos vais a quitar la ilusión, la viva ilusión que aún tenemos. Sólo sois gentiles cuando no lo necesitamos, cuando ganamos; entonces nos da igual. Pero cuando os necesitamos, cuando estamos jodidos, no dais nada, nada. Yo pido que entendáis por qué ocurre lo que ocurre. Exigid, pero entended. La crítica debe ser exigente pero comprensible, y no mortífera".

El ruego del seleccionador no le sirvió para evitar que un periodista argentino le demandara, como última pregunta, si se había planteado dimitir de su cargo. "Yo tengo contrato en vigor [hasta la Eurocopa 2000], estoy haciendo muy bien mi trabajo, me siento identificado con el equipo y me llevo muy bien con los jugadores", replicó. "Y si usted habla de un proyecto, de si debe estar avalado o no por los resultados, le digo que mi proyecto hoy es ganar el Mundial, pero lo mismo quieren otros 14 técnicos. Si yo tuviera que dimitir por lo que ha pasado hasta ahora, por lo menos otros 10 deberían hacer lo mismo. ¿Cuándo uno debe presentar la dimisión? Uno puede salir por vago, pero si ha trabajado, no".

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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