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Entrevista:

MIGUEL CID CEBRIÁN PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN PRO-JURADO "Siempre que se puede, se evita el juicio por jurado"

El País

Los datos lo confirman: "Siempre que se puede, se evita la celebración de juicios por jurado". El presidente de la Asociación Pro Jurado, Miguel Cid (Ciudad Rodrigo, 1942), advierte de la escasa implantación en España de los juicios con tribunal popular, más de dos años después de su instauración. Sus cifras indican que tan sólo un 10% de los 700 procedimientos anuales inicialmente previstos se han desarrollado a través del jurado. Miguel Cid, quien participó ayer en San Sebastián en unas jornadas técnicas sobre La experiencia juradista tras la vigencia de la ley del Jurado, apunta a la "desconfianza" del Ministerio Fiscal como una de las causas que han propiciado esta realidad. El acusador "sabe que el jurado no tiene la cierta prioridad de que disfruta en los juicios ordinarios". Cid lleva 18 años resaltando las virtudes de esta institución que, a su juicio, ha contribuido a "desmitificar la Justicia, a hacerla más asequible a la ciudadanía y a introducir oxígeno en el aire anquilosado y, a veces, poco respirable de la Administración de Justicia". Pero esto no le impide realizar una crítica constructiva desde su entrada en vigor. Juzga esta ley " alicorta", porque nació "con el temor lógico de poder fracasar" y aboga por una ampliación de las competencias del jurado. "Creo que ha llegado el momento de que el jurado tenga un mayor protagonismo en la vida judicial. Dejaría por ejemplo el delito de prevaricación en manos de un jurado". De esta forma, continúa, " los ciudadanos podrían dar su opinión sobre un tema de gran trascendencia pública, sin partir de un ajuste de cuentas entre no se sabe qué poderes o qué personas del entramado jurídico-político del Estado". Cid, senador entre 1982 y 1986, y ex asesor de tres ministros de Justicia, reivindica la primacía del magistrado que preside el tribunal popular. "Es una de las piezas clave, y debe tener una preparación para hacer comprensibles" las cuestiones sobre las que los jurados deben pronunciarse. "Y si esto no sucede", destaca, "en ocasiones se producen anulaciones de juicios, no por la ignorancia de los ciudadanos en Derecho, sino por la incompetencia y falta de preparación del magistrado". Precisamente este proceso de necesaria formación de jueces, abogados y fiscales está resultando, según Cid, "más lento de lo que se preveía". Lo mismo sucede con la aceptación del jurado por parte de los ciudadanos. Las excusas que arguyen cuando son llamados a integrar un jurado popular son " algo normal", según Cid, porque "todavía no existe la conciencia de que no sólo es un derecho, sino también un deber". En Europa conviven los jurados mixto y puro. Miguel Cid se decanta por éste último. "Mezclar a los ciudadanos con los jueces profesionales es desnaturalizar la participación popular en la Justicia", afirma.

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