Zidane, la estrella francesa, sancionado con dos partidos
Zinedine Zidane, la gran estrella de Francia, ha sido sancionado con dos partidos por su expulsión del jueves. El trescuartista francés no supo medir su enfado, pisó a un rival y fue expulsado. Zidane, por tanto, no podrá jugar con su selección, como muy pronto, hasta cuartos de final. En octavos, no. El jugador del Juventus se convierte en el primer jugador francés expulsado de un partido de un Mundial desde 1930. Dudoso honor para el líder. Aimé Jacquet, el seleccionador francés se lamentó ayer de la decisión: "El gesto de Zidane es inexcusable pero creo que lo justo hubiera sido sólo un partido". El 10 francés ha sido víctima de la sorprendente epidemia de expulsiones que ha invadido el Mundial.34 árbitros recluidos, aislados y confusos en un castillo a las afueras de París; nuevos dirigentes, nueva imagen de la FIFA que un día dicen bien, otro mal, al siguiente ni tanto ni tan calvo. Una combinación que ha dado como resultado una epidemia de tarjetas rojas (cinco en sólo los dos partidos del jueves) y amarillas (nueve en los mismos partidos) en medio del Mundial. Esto es el verdadero peligro rojo que amenaza con que ningún encuentro acabe con los 22 jugadores, con que ningún futbolista sepa exactamente lo que puede y lo que no puede hacer dentro de unos límites.
Antes de comenzar el Mundial y recién elegido presidente de la FIFA, Sepp Blatter anunció que sería la voz de los jugadores y de los árbitros; también, en la vanguardia de los cambios, dijo que el sistema debería tender hacia la profesionalización de los colegiados. Al mismo tiempo, los árbitros seleccionados para el Mundial recibían nuevas consignas. La principal: toda entrada por detrás debería comportar la expulsión del jugador que la efectuara. Nueva imagen de la FIFA: de nuevo a la vanguardia en la lucha por proteger a los jugadores de talento. "Si esta norma hubiera existido antes, Van Basten no habría dejado el fútbol prematuramente", se vanaglorió el presidente saliente, Joao Havelange. Pero aquella claridad dio pasó a la confusión: la International Board matizó la nueva introduciendo el criterio subjetivo, o sea, dio valor a la interpretación arbitral. No sería roja directa toda entrada por detrás, sino sólo aquellas que pusieran en peligro la integridad física del futbolista.
Los árbitros se perdieron. En una sesión de vídeo, la FIFA intentó hacerles ver los matices que diferenciaban una entrada de la expulsión de la amonestación. Así que comenzaron a dirigir de forma cauta. Hasta Sepp Blatter dijo al principio que lo hacían bien. Pero la bondad arbitral hacia Marruecos en su partido con Brasil cambió las cosas. Blatter y Platini, al frente de la FIFA, reaccionaron de inmediato. Los árbitros deben ser más enérgicos, pidió el suizo.
Obedientes, los jueces oyeron y apuntaron. Y de ahí llegó esta marea de tarjetas rojas que ahora parece asustar.
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