Dos pequeñas huelgas en General Motors amenazan con parar a 300.000 obreros
La extensión de la huelga de los trabajadores de General Motors a una segunda factoría amenaza con paralizar a finales de la próxima semana la mayor parte de las actividades de esa empresa automovílistica en los tres países de América del Norte, Estados Unidos, Canadá y México. La paralización dejaría temporalmente sin tarea a unas 300.000 personas.El jueves, seis días después de que comenzaran la huelga los trabajadores de la planta de carrocerías situada en Flint, Michigan (EEUU), se sumaron a la misma los del complejo Delphi Flint East, que produce repuestos para la mayoría de los automóviles y camiones de General Motors en América del Norte.
La semana de huelga en Flint, un centro que cuenta con unos pocos centenares de trabajadores, ya ha causado una escasez de piezas que ha obligado a que casi 25.000 empleados suspendan sus tareas en ocho plantas de montaje y 16 fábricas de piezas y componentes de General Motors repartidas por todo el territorio de Estados Unidos, México y Canadá.
La incorporación de Delphi Flint East, donde trabajan 5.800 personas y se fabrican componentes electrónicos, además de bujías y filtros, puede afectar en cuestión de una semana a la treintena de plantas de montaje de vehículos de General Motors repartidas por los tres países miembros del Tratado de Libre Comercio (TLC), el gran mercado común norteamericano. Esas plantas cuentan con un total de 296.500 trabajadores.
Los huelguistas, miembros del sindicato United Auto Workers (UAW), se oponen a los planes de General Motors para reducir su plantilla en Estados Unidos y trasladar más carga de trabajo al extranjero, en particular a China y México. La UAW critica que General Motors haya eliminado ya decenas de miles de puestos de trabajo en Estados Unidos en la última década, e insiste en que no piensa seguir tolerando esa hemorragia.
La empresa, por su parte, replica que está luchando por reducir costes e incrementar la productividad, algo imprescindible en un sector altamente competitivo.
La continuidad de la huelga, con la consiguiente paralización de las actividades de General Motors en tres países, le costaría a la empresa unos 68 millones de dólares (más de mil millones de pesetas) diarios. La gravedad potencial de este conflicto en el principal fabricante estadounidense de automóviles llevó ayer a la Casa Blanca a manifestar su disposición a actuar de mediador entre la empresa y el sindicato.
La Casa Blanca, según declaró Barry Toiv, portavoz adjunto, "está siguiendo muy de cerca" el asunto, desea que el conflicto se resuelva "pronto" y, si es menester, está dispuesta a enviar mediadores federales.
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