Poca presencia española
La prensa europea lo tiene claro a la hora de repartir páginas y favoritismo entre las 32 selecciones. Hay países con el encanto de lo exótico (Jamaica, Irán, Suráfrica) o selecciones aburridas, sólidas pero poco excitantes, (Noruega, Dinamarca, Bulgaria, Bélgica, Túnez, Escocia). Están las que excitan la curiosidad y las grandes potencias. Está, naturalmente, Francia. Y está España.
La presencia del equipo de Clemente en los papeles es discreta. Ninguna noticia altisonante. Poca curiosidad despiertan las figuras del equipo. Pero cuando escriben de ella, los periodistas dudan sobre el papel que la deben asignar. Por un lado, el recuerdo de la séptima Copa de Europa les obliga a creer que el fútbol español debe entrar en el club más selecto.
Se ha creado un nuevo tópico para sustituir aquello de la furia: España, dicen, no tiene mentalidad ganadora, es un equipo serio pero sin chispa, no crea la diferencia. Una trayectoria seria, sin concesiones, que se ha roto en todos los mundiales en el encuentro de cuartos de final frente a selecciones similares (Bélgica, Italia) que han sabido estar a la altura.
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