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Tribuna
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Simpatías

Los expertos en imagen, seres improbables pero que han conseguido la imagen de indudables, deben de haber aconsejado al presidente del Gobierno que se deje ver y que exhiba más esa simpatía natural que Dios le ha dado. Las encuestas demuestran que a pesar de lo mal que lo siguen haciendo los líderes del PSOE y del arrastre de cadenas que comporta su paso por el vía crucis de los GAL, Aznar no despega, no se hace querer. Se dice que hay cuerpos buenos conductores del calor y de la electricidad y los hay malos; igual sucede con la transmisión de la simpatía. Cuando Aznar sonríe, da la impresión de que trata de disimular problemas de estreñimiento anímico, y cuando quiere ser rápido, sólo consigue ser agitadamente rígido.Las masas centristas, céntricas y centradas ni se enteran de que lee a toda clase de poetas, ni asumen que envíe vibraciones positivas al Real Madrid o a la selección española, o que presuma de ser amigo del chico, de Blair, naturalmente. Las masas céntricas, centristas y centradas no son muy expertas en poesía, consideran que Aznar se aprovecha de la imagen del Madrid o de la selección y le ven como ese amigo del chico que nunca conseguirá quedarse con la chica y muy probablemente muera tres secuencias antes del final de la película. Con el tiempo, Aznar se aceptará a sí mismo y descubrirá que no hay que ir por ahí con gesticulación postiza, sino plantarse tal como uno es. Posiblemente el descubrimiento no llegue cuando esté en la oposición del próximo Gobierno de González y sólo pueda exhibirlo con propiedad cuando recupere el Gobierno en el 2010.

Conozco el paño porque yo he sido antipático casi toda mi vida, y no es que haya mejorado con la edad, sino que he llegado a la conclusión de que los demás no se merecen la sinceridad de mi antipatía. De todo aquel que me considera simpático me apunto el nombre y un día u otro lo pagará muy caro.

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