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A la séptima

Chicago gana con apuros a Indiana y jugará la final de la NBA con Utah

Al séptimo día, Chicago puede descansar al menos 72 horas, las que le separan del primer partido de la final de la NBA ante Utah Jazz. La tragedia, y como tal hay que calificar el fin de trayecto de un grupo legendario, se paseó durante más de dos horas por el United Center de Chicago, y hasta los jugadores lo acusaron. Por primera vez en muchos años se pudo ver el miedo en sus rostros, la plena consciencia de todo lo que estaba en juego. Jordan se movió inquieto, dando órdenes, criticando y animando a sus compañeros. Su participación fue exhaustiva, pero no tuvo el brillo de otras ocasiones. Al final lograron mantenerse en pie (88-83) gracias a un trabajo colectivo que se plasmó sobre todo debajo de los tableros.Porque la clave no estuvo en Jordan, a pesar de sus 28 puntos (hizo un pobre 9 de 25) ni en el soberbio tercer cuarto de Kukoc (14 puntos de sus 21 totales) ni en jugada prodigiosa alguna en los últimos segundos de partido. Chicago ganó porque pudo enjugar su paupérrimo porcentaje de tiro (33%) con la captura de 22 rebotes ofensivos. Indiana se tuvo que conformar con coger 4. Las consecuencias fueron mortales para los Pacers. Chicago pudo lanzar 20 veces más a canasta, lo que le supusieron 24 puntos adicionales. Es más, en el último minuto robaron dos después de tiro libre.

El partido fue de extrema tensión, sobre todo para Chicago. Indiana salió como un cohete, encestó los 8 primeros lanzamientos y la pesadilla de estar viendo el último partido de Jordan se hacia real (20-7, minuto 6). Con sangre, sudor y lágrimas, con un juego trabado y con constantes faltas (se señalaron 63), Chicago logró igualar en los inicios del segundo cuarto (28-28). Salvo un 40-33 a falta de 4 minutos para el descanso, las ventajas fueron mínimas.

Lógicamente, según pasaban los minutos la tensión aumentaba y el juego se hizo aún más árido. No era ya raro ver fallar diez ataques consecutivos a los Bulls, observar que Miller metía su última canasta a falta de 15 minutos o que se señalaban casi dos faltas por minuto. Precisamente en la línea de tiros libres fue donde se pudo apreciar el estado en el que se encontraban los jugadores. Chicago falló 17 tiros de 41, e Indiana 14 de 37. Todo un récord negativo. Indiana, con Miller desaparecido en combate, se colapsó definitivamente en los dos últimos minutos de partido, donde no anotó un solo punto lo que terminó por sepultar sus aspiraciones.

Se termina una serie para el recuerdo. Han sido siete partidos magníficos, plagados de tensión y emoción, resueltos en su mayoría con acciones puntuales, alguna de las cuales ya forman parte de la historia de la NBA, como el triple de Miller en el cuarto partido. El espectáculo debe continuar. El Cartero y su banda esperan.

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