_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las primarias

Ya lo dijo la maldición gitana: "En primarias te veas y las ganes". El PSOE decidió celebrar unas elecciones primarias para elegir su "candidato a la presidencia del Gobierno". La historia es conocida: ganó Borrell y perdió Almunia. Ya tenemos nombrado oficialmente, por tanto, a José Borrell, "candidato a la presidencia del Gobierno" por parte del PSOE. Parece ser que la victoria de Borrell sobre Almunia ha venido a crear problemas en el Partido Socialista. Quiero decir que el "invento" no ha servido para mucho. De momento ha servido para crear problemas en el PSOE o, en su caso, para hacer aflorar problemas que existían latentes. Luego resulta que este procedimiento de las primarias se va a aplicar, también, para elegir candidatos a presidentes de comunidades autónomas o a alcaldes de ciudades mayores de 50.000 habitantes. Lo que posiblemente contribuirá a seguir creando problemas en comunidades autónomas y ayuntamientos. Con lo cual, la maldición gitana se iría extendiendo de arriba abajo. Es un problema de los socialistas y ellos sabrán lo que hacen. Pero hablábamos de las primarias para elegir "el candidato a la presidencia del Gobierno". La verdad es que, de acuerdo con la vigente Constitución española, la figura del "candidato a la presidencia del Gobierno" sólo puede ser elegida y propuesta una vez constituido el Congreso de los Diputados después de unas elecciones generales. Y esta facultad de elegir y proponer corresponde al Rey. Según el artículo 99: "Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno. El candidato propuesto expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara". En España no se elige al presidente del Gobierno por votación popular directa. Ni a los presidentes de comunidad autónoma ni a los alcaldes. No estamos en un régimen presidencialista. Aquí se eligen diputados a los parlamentos entre los candidatos que cada partido presenta en sus listas. Y es una vez constituidos los parlamentos y en función de la correlación de fuerzas allí presentes, que se procede a la elección del candidato a presidente del Gobierno: sea el central o el de cada comunidad. Candidato que someterá su programa de gobierno ante la cámara en sesión de investidura y en caso de aprobación, será investido presidente. Ya hemos visto que, en el caso del presidente del Gobierno central, es el Rey quien, después de consultados los distintos grupos políticos que componen el Congreso de los Diputados, y a través del presidente de la cámara, propone un candidato que deberá conseguir la confianza de la mayoría parlamentaria. Quiere decirse que, en todo caso, lo que se elige en las primarias no es otra cosa que "un candidato a ser nombrado candidato". Pudiendo darse la circunstancia, prevista en la Constitución, en el punto 4 del citado artículo 99, que si tras dos votaciones separadas por 48 horas, el candidato no obtuviese la mayoría absoluta en la primera ni la simple en la segunda, se tramitarán sucesivas propuestas de otros candidatos con el fin de obtener la confianza de la cámara. Entre esas sucesivas propuestas se puede elegir, incluso, un candidato que no sea ni diputado ni miembro de cualquiera de los partidos con representación parlamentaria. Si pasados dos meses, ninguno de los candidatos propuestos alcanzase esa confianza, el Rey disolverá las cámaras y convocará nuevas elecciones. Se me dirá, y con razón, que esta situación no es fácil que se llegue a dar. Posiblemente. Pero no es imprevisible. En todo caso, y a la vista de lo que está sucediendo, esto de las "primarias" para lo que ha servido es para poner de relieve la división interna del Partido Socialista. Lo estamos viendo, por ejemplo, en lo que viene sucediendo en Valencia con los candidatos que quieren presentarse a las primarias para la alcaldía o para la presidencia de la Generalitat. Las divisiones y enfrentamientos que están aflorando no es la mejor tarjeta de visita para concurrir a unas elecicones. El electorado acostumbra a penalizar los partidos con problemas y cuarteamientos internos. Una de las primeras condiciones que ha de requerir un candidato es que cuenta, a la hora de presentarse a unos comicios, con el respaldo entusiasta de su partido. No parece que, por el momento, lo tenga Borrell ni parece, por lo que está sucediendo en Valencia, que lo vayan a tener quienes salgan elegidos por unas "primarias", como candidatos a la alcaldía o a la presidencia de la Generalitat. Esperemos a ver. Si las cosas no mejoran y se recomponen, uno no descartaría, incluso, que llegase un momento en que el mismo Borrell, tal vez cansado y hastiado, renunciase a su candidatura si no ve un panorama despejado, libre de enfrentamientos y discusiones. Esperemos . Francesc de P, Burguera es periodista

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_