Medio año en el punto de mira del mundillo empresarial
Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) está en el centro de atención del mundo financiero y empresarial español desde el pasado otoño, por encima de fusiones o privatizaciones.Y es que la crisis de FCC conjuga lo humano y lo económico, un atractivo y explosivo cóctel que ya conocen muy bien las hermanas Koplowitz, puesto que su aparición en la escena empresarial española se produjo a raíz de la disolución de sus matrimonios respectivos con Alberto Alcocer (Esther) y Alberto Cortina (Alicia), los Albertos.
Las posibles consecuencias económicas de la operación no son baladíes. Un acuerdo con Vivendi crearía en España un grupo especializado en saneamiento y limpieza urbana de extraordinaria envergadura. Sin embargo, cualquiera de las otras tres opciones desencadenaría una auténtica revolución en un campo vital de la economía española, como es la construcción.
El Banco Central Hispano es el accionista mayoritario de Dragados y Construcciones, el segundo grupo del sector, con el que FCC mantiene participaciones cruzadas y una filial para el negocio en el exterior. Acciona, propiedad de la familia Entrecanales, y Ferrovial, controlada por la familia Del Pino, son otros dos de los grandes grupos de la construcción española.
Cualquier movimiento en este entorno desnivelaría el equilibrio que mantienen los cinco primeros grupos del sector, cada uno de los cuales factura más de 300.000 millones de pesetas anuales. Y ello provocaría, sin duda, nuevas concentraciones.
La decisión de Esther Koplowitz de optar a la compra de la participación de su hermana altera estos razonamientos. Al menos hasta que se despeje la incógnita de si Esther Koplowitz opta más tarde, ya sin la presión de llegar a una solución por la vía rápida con Alicia, por incorporar a un nuevo socio al primer grupo constructor español.
