Marat Safín revoluciona París
La revolución francesa le cogió muy lejos, pero Marat Safín, de 18 años, no pudo evitar que algún periodista buscara conexiones entre su nombre y el de Jean Paul Marat, que fue uno de los ideólogos de la Revolución francesa en 1789. "Sí", respondió con calma, "algo sé de eso. He estudiado historia". Marat, nacido en Suiza, editó un diario en el que criticó con dureza a los ministros y al mismo rey de Francia en 1789. Mantuvo posturas muy radicales y reclamó muchas ejecuciones durante la revuelta. Pero en 1793 su compañera, Charlotte Corday, le apuñaló en el baño y así concluyó su historia.Este 1998 el Marat que ha revolucionado París es ruso, se llama Safín y vive en España. Nada que ver. Su mérito es sólo uno: haber eliminado a Andre Agassi, dos veces finalista, en la primera ronda de Roland Garros. "¿Qué pasa?", dijo. "Sólo he eliminado a Agassi". La cuestión, sin embargo, es que esa victoria confirmó, de alguna forma, las expectativas que este jugador forjado en Valencia está levantando. Para muchos especialistas Safín es la promesa más importante del tenis mundial. Ahora es sólo el 116º del ránking.
"No parece normal que sea ruso, se llame Marat y viva en España", le cuestionaron. Y Safín explicó su vida. Nació en Moscú. Su nombre es de procedencia árabe y ni siquiera él sabe por qué se lo pusieron. Su padre es director de un club de tenis en Moscú y su madre, Islanova, fue jugadora de tenis -disputó Roland Garros- y ahora es entrenadora. Fueron sus padres quienes le introdujeron en el mundo del tenis, a pesar de que él quería ser futbolista. Es un acérrimo seguidor del Spartak de Moscú. "Era muy malo. Jugaba de lo que fuera, pero mal en todos sitios. No me quisieron. Y tal vez me hicieron un favor", afirma.
La cuestión es que le formaron como tenista y cuando se dieron cuenta de que ya no podían aportarle nada más, sus padres le buscaron una beca y le mandaron a España. El dinero lo puso un banco suizo y Safín es incapaz ahora de recordar su nombre. Tenía 14 años. Llegó a España sin saber exactamente por qué. Pasó por Barcelona, pero María José Pascual, entonces directora de la Escuela de Maestría de la Federación Española, encaminó sus pasos hacia Valencia y le puso a Rafael Mensúa como entrenador.
La verdad es que aquel niño tenía condiciones. Tenía fuerza y estatura -mide ahora 1,95 metros-. Y Mensúa supo explotarlas. Le llevó de la mano durante tres años, hasta que estuvo ya formado para entrar en el circuito profesional. Entonces, cuando los éxitos comenzaban a llegar, fichó por IMG, empresa dedicada a la promoción y explotación deportiva. Y ahí se encontró con una increíble sorpresa. Fernando Soler, que pasó a ser el agente de Safín, le separó de Mensúa, en un claro intento de tener más influencia sobre el jugador. Alegó que necesitaba un entrenador mejor. Así estuvo tres meses, en los que las cosas no funcionaron. Hasta que la petición de seguir con Mensúa fue escuchada.
Eso ocurría hace ahora un año. Y en los últimos 12 meses Marat Safin ha explotado ya tenísticamente. Aún no ha logrado grandes resultados, pero ha apuntado sus posibilidades.
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