"Me siento alguien importante"
Pedja Mijatovic, aclamado por la afición y por sus compañeros al que reconocen como el artífice de la séptima Copa
Apenas durmió un par de horas, pero aún así apareció resplandeciente en el hall del hotel. Con su pelo engominado y una perilla que nunca termina de crecer. Cogió los periódicos y se puso a leer, pero enseguida los tuvo que soltar. Un grupo de aficionados querían hacerse fotos con él y perdirle autógrafos. Pedja Mitajovic es el héroe del Madrid, el artífice de la séptima Copa de Europa, el hombre que acabó con 32 años de espera.La noche había sido intensa. El Madrid improvisó una cena en un hotel de Amsterdam a la que acudieron los jugadores, el cuerpo técnico, la junta directiva y sus familias. Lorenzo Sanz, todavía en chandal y algo mojado por el baño que le dieron sus jugadores, se dirigió a todos para dar las gracias. "No os podéis hacer idea de lo importante que esta Copa de Europa es para el club". Luego hizo una referencia a Heynckes y sonó una ovación.
Mijatovic no estaba en la cena. Sólo hizo acto de presencia para las fotos. Junto a Davor Suker decidió marcharse a un restaurante con unos amigos yugoslavos. No le gustan la multitudes por eso también decidió buscar un momento de soledad antes de entrar al vestuario del Arena Amsterdam cuando tras el partido la fiesta ya había estallado. Se quedó parado ante la puerta con la mirada en el suelo y su medalla de San Basilio en la espinillera de la pierna izquierada con la que marcó el gol más importante de su vida. Cuando abrió la puerta de la caseta y sus compañeros le vieron, le cantaron: "Pedja Mijatovic, lalalará. Pedja Mijatovic...", una canción que hace dos años acuñó la afición madridista para su ídolo.
"Fue muy emocionante. Uno de los momentos más bonitos de la noche, ése y cuando toqué la Copa de Europa, que por cierto pesa más de lo que pensaba", cuenta orgulloso el jugador. "Ahora me he dado cuenta de lo importante que soy en este equipo".
En el avión de regreso a casa,la Copa viajó en Primera dentro de un armario. Mijatovic lo hizo con una bolsa de hielo en su pierna derecha por culpa de un golpe. Cerca de él dormitaba Raúl, con una bufanda del Madrid al cuello, igual que la que llevaba la noche anterior en la fiesta Pedro, su padre: "Creeis que me cabrán siete bufandas más, porque éste con 20 años todavía tiene tiempo para ganar otras siete". Eso es lo que quiere el Madrid y lo que anuncia su héroe Mijatovic: "Nuestro objetivo para la próxima temporada es defender el título. Tenemos una buena plantilla pero algún refuerzo más no nos vendría mal."
A muchos pies de altura no hubo fiesta y sí momentos de tensión entre los jugadores y los 20 periodistas que viajan con ellos. Un grupo de futbolistas se mostró visiblemente contrariado porque en el avión estaba la prensa y no sus familias, una decisión que adoptó la directiva. Sólo jugadores con gran experiencia internacional como Roberto Carlos, Karembeu y Mijatovic restaron importancia a este hecho. "Es normal que estéis aquí para contar algo que es tan importante para el club", reconoció Karembeu.
Por los altavoces, el comandante dio la enhorabuena al equipo en nombre de la tripulación y de los controladores de Madrid. Jaime, entonces, cogió el micrófono de las azafatas y leyó los últimos mensajes. Sus compañeros le aclamaron, sobre todo cuando puso a prueba su inglés. La fiesta, tras poco menos de dos horas de descanso, se reiniciaba. En el pabellón de autoridades de Barajas, un grupo de empleados les aguardaban. "¿Qué es eso de pabellón?", preguntó Karembeu, a la vez que hacía fotos para su album particular. "Donde llegan los reyes". "Es que nosotros somos los reyes". Cuando Mijatovic apareció en lo alto de la escalerrilla aquello se vino abajo.
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