Silencio, se juega
Más de medio millar de personas contempla cada día a los maestros de ajedrez del torneo de Madrid
Lejos del vocerío, gritos, aplausos, silbidos o exabruptos con los que el personal suele presenciar cualquier deporte, a un torneo magistral de ajedrez, como es el caso del torneo de Madrid, se va en silencio, apenas comentando las jugadas de los maestros con suaves cuchicheos.Dirán que esto es así porque el ajedrez no es un deporte de masas. Se equivocan. En España cuenta con alrededor de 30.000 federados, y se estiman en varios centenares de miles el número de personas que lo practican en sus ratos de ocio, en familia, clubes, cafés, con amigos o con ordenador. En proporción al número de habitantes, en España hay más practicantes que en Rusia, Hungría o Yugoslavia, países de larga tradición ajedrecística.
Diez primeras figuras del ajedrez de todo el planeta -entre ellas el indio Anand, segundo en el ranking mundial y vecino de Collado Mediano; o el húngaro Peter Leko, el gran maestro más joven de la historia, categoría que alcanzó a los 14 años, algo que no lograron grandes mitos como Kaspárov o Fisher- están desde el pasado día 11 de mayo y hasta el próximo viernes, en el auditorio de la ONCE del paseo de La Habana.
Es el VII Torneo Magistral de Ajedrez Comunidad de Madrid, que se disputa con un sistema de liga en la que los diez jugadores tiene que jugar todos contra todos. A pesar de llevar sólo siete ediciones, es ya un clásico del circuito de torneos de ajedrez, y se considera modélico en cuanto a convertir un deporte tan serio y riguroso en todo un espectáculo pensado para el público.
En un deporte donde no hay ni aplausos, ¿cómo se logra el espectáculo? Pues, visto lo visto estos días en Madrid, se han descubierto muchas maneras, incluso para entretener a los que no tienen ni idea de semejante ejercicio de memoria, táctica, matemáticas, anticipación, astucia e inteligencia. Entre ellas, iluminar el escenario (donde los 10 jugadores se distribuyen en cinco partidas cada día) como si de un concierto desenchufado, como se dice ahora, de cualquier rockero se tratara. Luego, unos cuantos monitores que transmiten en directo las caras, gestos, elucubraciones y miradas concentradas de cada jugador logran el resto.
Además, cinco paneles grandes, enormes vídeos sobre el escenario conectados a las piezas de los tableros van reproduciendo cada jugada. Y por último, unos auriculares para seguir los comentarios de verdaderos especialistas sobre las jugadas y partidas, que cada espectador puede alquilar a la entrada del recinto por 300 pesetas y el depósito del DNI.
Los teléfonos móviles están rigurosamente prohibidos, y el patio de butacas, a oscuras. El público, en silencio, analiza cada jugada en los papeles. "Anand tiene dos damas, pero no sé para qué le sirven", se atreve a susurrar un espectador con aspecto de intelectual de los de antes.
No estaba equivocado, el viernes Anand jugó una de las partidas de su vida, según los expertos, pero acabó en tablas. El sábado volvió a empatar con el, aparentemente, jugador más débil del torneo: el madrileño Pablo San Segundo. "El héroe del barrio de La Estrella va a salir a hombros, como los toreros", se oye decir por los auriculares al comentarista del torneo.
Expertos entre el público
En el palacete que la ONCE tiene junto al auditorio hay otra sala para seguir las partidas. El entrenador de Anand, el gran maestro Ubilava, que lo fuera también de Kaspárov y que además es profesor en las escuelas de la Federación Madrileña de Ajedrez, desmenuza las partidas con el público más experto. "¿Qué hubiera pasado si caballo negro hubiera ido a f4?", pregunta un chaval que aún no ha cumplido 12 años. La cuestión inquieta al gran maestro, que sugiere otras posibilidades a la jugada.Por donde se mire, este torneo es un espectáculo llevado a sus últimas consecuencias. Para un profano sorprende comprobar cómo verdaderos expertos salen de vez en cuando del auditorio, de entre el público, para seguir las partidas en las pantallas del vestíbulo del recinto y hablar con otro experto en ese lenguaje aparentemente ininteligible. Se habla de coordenadas, como en el juego de los barquitos: "Dama f3, caballo b4 o alfil g5". Con la velocidad, la jerga suena a chino para el profano.
Anand es la estrella del torneo y, si se cumplen estos días las previsiones, puede acercarse a la puntuación de Kaspárov en la clasificación mundial. Una recompensa mayor que la propia del torneo. La organización cuenta con 10 millones de pesetas para distribuirlos entre los cinco primeros clasificados. En esa cantidad se incluyen también los honorarios que cada jugador percibe por su participación.
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