Aragón expresa al tribunal su deseo de devolver el dinero de las comisiones ilegales

Antonio Aragón, ex consejero navarro de Obras Públicas, lloró ayer ante el tribunal que le juzga por un presunto delito de cohecho continuado y dos contra Hacienda. Horas antes le había dirigido un escrito expresándole su deseo de que se cancelen sus dos cuentas suizas y se entreguen a la Justicia los saldos "que pueda haber" en ellas. La Sala acordó embargarlos y enviar una comisión rogatoria a Suiza, a través de Interpol y por vía urgente, para que ponga el dinero a su disposición.

Antonio Aragón y Gabriel Urralburu, ex presidente del Gobierno de Navarra, ocultaban en sus cuentas helvéticas al menos 409 millones de pesetas en cheques de la multinacional alemana Siemens. El primero compartía la titularidad con su esposa, Ana Isabel Romeo, procesada igualmente, y con Javier Otano, ex presidente también del Ejecutivo foral que dimitió tras desvelarse su implicación en el caso.Jorge Esparza, ex director comercial de la constructora Huarte, ha reconocido ante el tribunal que fue él quien abrió, en diciembre de 1987, las cuentas a Urralburu y Aragón. Varias fueron vaciadas precipitamente cuando estalló el escándalo y la Justicia española perdió el rastro del dinero.

El ex consejero socialista continúa siendo el centro de la atención en el juicio de la trama navarra del caso Roldán. En su escrito, recuerda que confesó el pasado día 7 que dichas cuentas figuraban a su nombre y al de su mujer, pero insiste: "Nunca me he considerado dueño de los saldos económicos que pudieran existir en las mismas, ni he ingresado cantidad alguna, ni he retirado cantidades, ni personalmente he realizado ningún movimiento, ni tampoco he mandado, ni consentido, ni autorizado el que nadie en mi nombre pudiera realizar actuaciones bancarias". Además, reitera que telefoneó dos veces al banco para que se cancelaran sin que le hicieran caso.

El ex dirigente otorgó distintos poderes en una notaría de Madrid al abogado Agustín Guardía Palau, asesor fiscal de todos los miembros del clan y ex abogado de Roldán, así como a la sociedad Aubert & Cía y al despacho de abogados suizo de Alec Reymond. Lo hizo apresuradamente después de que los procesados fueran descubiertos. El tribunal ha comunicado también su decisión a estos apoderados.

Con lágrimas, Ana Isabel Romeo ratificó ayer la confesión de su marido, que reconoce haber recibido al menos 70 millones de las constructoras: "Cuando estaba en la cárcel, me dijo que había cometido unos errores que yo no podía entender. Y me pidió dos cosas: que le perdonara y que le ayudase a salir del vacío en el que se hallaba. Estaba destrozado".

La esposa de Aragón, para la se piden cuatro años de prisión por cooperación en el cohecho, negó haber conocido antes ninguna irregularidad y aseguró que se limitó a ser apoderada de la sociedad Copcan, que constituyeron por recomendacion de Esparza, y a firmar lo que le pedía su esposo. Las preguntas relativas a las cuentas suizas las contestó con evasivas. Aragón, para el que se solicitan 11 años, lloró y se cubrió el rostro con las manos durante toda su declaración.

La actitud del matrimonio Aragón contrastó con la frialdad de Urralburu y su mujer, Olivia Balda. Ésta se negó a responder a todas las preguntas que se le hicieron y compareció, un día más, con la cara tapada por un pañuelo y unas gafas de sol.

Roldán, insistió en que no tenía nada que ver con la obra pública en Navarra, pero no supo explicar por qué se compraron varios de sus chalés con talones de constructoras beneficiadas por Urralburu. El ex director de la Guardia Civil, acusado de inducción al cohecho, negó tener ninguna relación económica con el ex presidente cuando la comisión rogatoria suiza acredita que éste le transfirió 10 millones desde su cuenta en el banco suizo CBI-TDB.