El Ateneo presenta hoy la polémica autobiografía del chófer de varios rectores
Aún no se ha publicado y la polvareda levantada por la autobiografía de Antonio Fernández Pérez ya se ha extendido por toda la Universidad de Sevilla. Lo escrito por el que fuera chófer de seis rectores de la Hispalense no ha gustado en el ámbito académico y han decidido desvincularse de la presentación del libro cuyo contenido han tachado de "difamatorio". El autor se niega a revelar la identidad de los agraviados hasta presentar el texto.
"El temor a la muerte es el primer lazo ancestral, sentimiento que une a los distintos miembros de la sociedad civil. La vida es preciosa para adquirir ciencia, experiencia y desengaños y con ello, aborrecimiento al mal y amor al bien". Así comienzan las memorias de Antonio Fernández Pérez, un sevillano de 73 años que comenzó a trabajar cuando tenía 13 años, un 29 de septiembre y se jubiló otro 29 de septiembre, 54 años después. Hoy, con la presentación de sus memorias en el Ateneo de Sevilla (20 horas), culminan dos años de redacción de un texto que ha protagonizado una agria polémica entre bastidores académicos antes de ver la luz. Algo que le ha otorgado al libro una fama prematura más propia de los secretos revelados por la criada de Isabel Preisler. "Mi relación con los rectores ha sido de tres tipos: primero porque fui chófer desde 1947 hasta 1969, con seis rectores; segundo porque he sido miembro del claustro en la Facultad de Medicina y tercero como estudiante". Fernández acaba de licenciarse en derecho y ya hizo las prácticas antes de comenzar la carrera porque se ha pasado media vida "pleiteando contra la administración". Me encanta pleitear con la administración, me encanta, me encanta", repite casi extasiado. De todo ello habla en su Experiencia sociológica en el mundo jurídico, civil, laboral, administrativo y mis relaciones y comentarios sobre 15 rectores de la Universidad de Sevilla. Pero ha sido la segunda parte la que ha levantado ampollas entre los académicos de la Hispalense. Fernández cree que se sienten dolidos porque ha contado historias que puede demostrar sobre las zancadillas que le han puesto varios rectores y algunos profesores antes y durante su carrera. Tanto es así que dice haber tenido que acabar las últimas asignaturas de la titulación en la Universidad de Huelva por falta de confianza hacia los profesores que tenían que examinarle. "He hecho los últimos exámenes orales y he sacado notables y sobresalientes", dice con orgullo y como réplica a una profesora que le acusó de haber copiado en una prueba, una discusión que se solucionó en los tribunales a su favor. "Informatorio" Pero Fernández no quiere hablar de lo que la Universidad considera difamatorio "pero que es más bien informatorio porque todo se puede demostrar", sino de las anécdotas amables que le han deparado sus años como chófer de los rectores y como conferenciante sobre seguridad vial. "José Antonio Calderón Quijano, el último rector de quien fui chófer asistía a todas mis conferencias. En ellas contaba cómo se podían solucionar los problemas de tráfico con rondas de circunvalación, algo que no se ha hecho hasta el 92 en Sevilla y ya hace 33 años que yo hablaba de hacer aparcamientos subterráneos". Los mejores recuerdos los tiene de los rectores más antiguos de quienes piensan que eran más democráticos y humanos que los actuales. "Yo comía en sus casas y dormía en los hoteles en la misma habitación que ellos. Ahora no se acuerdan ni de que el conductor tiene que comer y además con el libro han demostrado ser intolerantes". En los dos volúmenes autobiográficos que él mismo secuestrará hasta que se falle en junio el premio Comillas en Barcelona, al que se presentará, se habla también de su etapa como jefe de personal en el Hospital Universitario San Pablo, dependiente de la Facultad de Medicina, en el que se dedicaba a "arreglar toda la documentación a los familiares de los fallecidos". Fernández cuenta que amortajó al suegro de Felipe González, de quien dice que es amigo. Pero algunas de las anécdotas hirientes de su libro las protagonizan los mejores amigos del ex presidente. El lema de Fernández, "adelante y por derecho", ha sido siempre la filosofía que ha guiado su vida jalonada de medallas. Su polémica biografía lo cuenta todo y acaba parafraseando a Santa Teresa: "Sufre con paciencia por Dios pobreza, enfermedad, trabajo y afrenta y quedarás premiado".
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