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"Nissaga de poder" termina con el suicidio de Eulàlia y Mateu

Tomàs Delclós

Eulàlia Montsolís y su hermano Mateu se suicidaron ayer en el último episodio de Nissaga de poder. La decisión de los guionistas de este popular culebrón traerá cola. En el foro abierto por TV-3 en Internet, algunos mensajes proponían que si Eulàlia no se salvaba, organizarían una manifestación y sugerían boicotear el culebrón sucesor. En el foro hay canciones dedicadas a Eulàlia y un eslogan: "Per a salvar l"Eulàlia som 6 milions".

El capítulo empezó con una buena noticia: el bar del Xato se salvaba, quedaba en manos del Cisco y la Merche. El notario Màrius cerró la notaría y encaminó sus pasos hacia la cárcel. Algo que prefirió a convivir forzosamente con su mujer, la prima Pietat, que lo chantajeaba. Después de que Màrius entrara en prisión, la relación de poder dentro de la familia dio un nuevo giro: la madre de Màrius someterá a chantaje perpetuo a Pietat, a la que salva de la denuncia penal porque espera un nieto suyo. Todas las desgracias que padece el notario Màrius tienen una sola explicación, su ciega pasión por Montse Capdevila. Por ella faltó a su obligación de fedatario -cambió un testamento- y asesinó. El último capítulo de Nissaga tampoco reservó nada bueno para Capdevila. Parapléjica tras una caída provocada por el notario, le aguardaban la sirvienta que despidió y su suegra -que le achaca el suicidio de su hijo- para cuidarla en la casa de ésta. Sin poder moverse ni articular palabra, encerrada con aquellas dos mujeres, no le esperarían, de seguir Nissaga, momentos muy placenteros. Gracias al arrepentimiento del notario, Agustina recupera el auténtico testamento de su difunto marido. Otra heredera es Laura, quien abandona su oficina de arquitectura para dirigir la cava familiar y cuidar de cerca a Eduard, de quien está enamorada. El último plano de ella en la serie es acompañando abrazada a Eduard, que da la espalda al mar donde se vive la secuencia cumbre: la del suicidio de los dos hermanos Montsolís. Eduard no llegará a saber la identidad de su verdadera madre. Muerte de la heroína Eulàlia ha cuidado durante todo el capítulo a su hermano agónico, que tiene súbitas mejorías. Lo necesita para destruir el diario donde confiesa sus crímenes y su maternidad y para rehacer el rito suicida que ella incumplió en una anterior ocasión. El hecho de que no escape de su hermano intermitentemente moribundo demuestra que tampoco quiere escapar de la muerte. Así es. Tras lanzar al mar su comprometido diario, Eulàlia, que ha tomado unas pastillas, muere en brazos de su hermano, quien incendiará el velero en el que navegan y donde él también fallece. La expectación levantada por este último capítulo de Nissaga debió de ser tanta que al llamar a la centralita de TV-3 el pasado sábado, antes de que atendieran, una voz daba los horarios de emisión del mismo para evitar más preguntas sobre tal asunto. En algunas poblaciones catalanas se organizaron visionados colectivos. En el foro de Internet hay todo tipo de especulaciones sobre el final. Un cambio en el anuncio promocional de este capítulo sirve para especular sobre ello, y el regreso del doctor Vidal-Garriga levanta las esperanzas de algunos sobre el futuro de Eulàlia. Hay quien da ideas a los guionistas para que Eduard deje en paz a Eulàlia, sabiendo que es su madre pero sin decírserlo (Eduard: "M"hauria agradat tenir una mare com tu"; Eulàlia: "M"hauria agradat tenir un fill com tu". Anoche, antes del citado capítulo, una edición especial de Vides privades retrató a diferentes personas relacionadas con la serie. La actriz invitada, como no podía ser de otra forma, fue Emma Vilarasau, la Eulàlia de la serie. Que descanse en paz.

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