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Matizaciones políticas

JULIO SEOANE Casi todas las interpretaciones que se han realizado sobre las elecciones primarias socialistas tienen un cierto sabor clásico, cuando la lucha entre candidatos representaba la opción entre posturas contrapuestas. Por el contrario, el significado de estas primarias no es elegir a alguien renunciando a otros, actividad ideológica un tanto primitiva, sino que debe interpretarse como una matización política de los símbolos del partido. No es Borrell contra Almunia, ni tampoco el final de Felipe. Los socialistas de hoy piensan la política con Felipe, sienten el presente del partido con Almunia y quieren hacer política con Borrell. Elegir en una sociedad actual no es renunciar, sino matizar, añadir, perfilar, si se prefiere, negociar, pero nunca rechazar, algo incorrecto y poco tolerante. Otra cosa es que los personajes simbolizados no se encuentren a gusto en los papeles que les corresponde desempeñar. Con la mayoría absoluta de 1982, los socialistas pensaban, sentían y querían junto con Felipe González. Esa identificación apasionada duró más de una década, a lo largo de muchos acontecimientos sociales; después ya sólo pensaban la política con él, pero tenían necesidad de sentir algo distinto y de querer un futuro diferente, más a gusto de los nuevos jóvenes. Estas últimas primarias han servido para perfilar el futuro, para matizarlo, pero sin necesidad de renunciar al pasado ni al presente que simboliza Almunia. Es cierto que las primarias sirven para democratizar los partidos, para humanizar la política y para estimular la participación. Pero no nos engañemos, eso ya no es suficiente y quizá llega un poco tarde. Los ciudadanos actuales quieren elegir a los representantes, quieren elegir a los candidatos y, sobre todo, también quieren influir en el estilo político y en la actividad social cotidiana. Para preparar este plato no es suficiente con seleccionar los alimentos básicos, se requiere además una proporción adecuada de víveres y condimentos; una proporción de Felipe, un buen trozo de Almunia y bastante de Borrell, según algunos, mientras que otros se inclinan por diferentes proporciones. Tan atractivo resultó participar en esta cocina política que hasta los populares no resistieron la tentación de opinar sobre la mejor forma de matizar y preparar esta receta, olvidándose por completo de sus platos fuertes. Ahora todo depende de la presentación final, pero el gusto y las preferencias de los ciudadanos han quedado claras. Lo que resulta más complicado es conocer el posible sentido y significado de unas matizaciones primarias en la política socialista valenciana. Los elementos básicos no son los mismos y las preferencias de los ciudadanos pueden ser distintas. Construir un perfil político que armonice el presente con cierta ilusión por el futuro, sin renunciar completamente al pasado no es fácil, y menos todavía si hacemos imitaciones y correspondencias engañosas. Porque no es sencillo determinar el lugar que ocupan y el significado que tienen, dentro de este panorama, políticos como Lerma, Romero o Asunción, por poner los ejemplos del momento. Posiblemente se necesitan más puntos de referencia para elaborar en Valencia una buena receta socialista. Sin embargo, una cosa si está clara; los ciudadanos no quieren primarias para asistir a un enfrentamiento y elegir entre los diversos bandos y sectores, quieren primarias para matizar políticamente un futuro que tienen derecho a construir.

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