Pujol recuerda su trato "difícil" con Borrell cuando era ministro
Los nacionalistas catalanes expresaron ayer su respeto ante la decisión de los militantes del PSOE respecto a su candidato para la presidencia del Gobierno, pero recordaron que nunca se entendieron bien con José Borrell. El presidente de la Generalitat y líder de Convergéncia i Unió (CIU), Jordi Pujol, recordó que su trato con él cuando era ministro de Obras Públicas fue "difícil". A su vez, el portavoz parlamentario, Joaquim Molins, manifestó que el triunfo de Borrell supone "cierta' desautorización" del secretario general socialista, Joaquín Almunia.
Jordi Pujol se mostró más cauto que otros dirigentes de CiU. Mientras en las consejerías de la Generalitat y en la sede de su propio partido, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), se hablaba abiertamente del "anticatalanismo" de José Borrell, el presidente de la Generalitat se limitó a recordar que él y el candidato socialista a la presidencia del Gobierno siempre tuvieron unas relaciones "difíciles en temas referidos a Cataluña" cuando éste era ministro de Obras Públicas. "Borrell defiende sus ideas y nosotros las nuestras. El futuro dirá si tenemos que negociar con él", añadió Pujol. A su vez, el socio de Pujol y máximo dirigente de Unió Democrática de Catalunya (UDC), Josep Duran Lleida, opinó que Borrell no será capaz de atraer los votos de centro y del nacionalismo moderado. "Con las propuestas de tipo socioeconómico de Borrell y con su mentalidad jacobina, que, niega la pluralidad nacional del Estado pese a su origen catalán, es evidente que no será capaz de atraer ni los votos de centro ni los nacionalistas", dijo.
Duran agregó que, en la última semana de campaña de las elecciones primarias, Borrell apostó "a favor de una aproximación del PSOE a la izquierda comunista más que a una opción centrada, representada por un nacionalismo como el de CiU".
Por su parte, el portavoz parlamentario de CiU, Joaquím Molins, apuntó que la victoria de Borrell supone "cierta desautorización" de Joaquín Almunia como secretario general del PSOE.
Las relaciones de Borrell con el nacionalismo catalán han sido efectivamente difíciles en los últimos años. Durante su etapa como ministro de Obras Públicas, Borrell y Pujol se enfrentaron abiertamente en cuestiones como la ley de arrendamientos urbanos (1994), la ley de telecomunicaciones por cable (1995) y la remodelación del litoral de la ciudad de Barcelona (1991). Antes de esos choques, sin embargo, existió algún entendimiento. Como secretario de Estado de Hacienda, Borrell fue el encargado de negociar con CiU el traspasó del 15% del IRPF a la Generalitat y Pujol le elogió de forma pública tras el acuerdo.
"Centralismo"
En el ámbito del nacionalismo radical y el independentismo catalán, Borrell es visto como un enemigo. El presidente del consejo nacional de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Ridao, declaró que los militantes socialistas han elegido "la vía más rápida para llegar a La Moncloa", pero también las tesis más próximas al jacobinismo y el centralismo más rancio". Ridao pronosticó "una probable involución en el discurso autonómico" del PSOE y consideró queja elección de Borrell supone una "desautorización a las tesis catalanistas de Pasqual Maragall", ex alcalde de Barcelona y probable candidato socialista a la presidencia de la Generalitat.
El secretario general del Partit per la Independéncia (PI), Benet Tugues, manifestó asimismo que Borrell "nació en Cataluña, pero nunca ejerció de catalán". "Borrell es de aquellos catalanes que haciendo política se hacen perdonar sus orígenes", añadió. Pilar Rahola, diputada del PI, comentó que la victoria de Borrell no es buena para el PP, "ni para Cataluña".
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