"Si escribo sobre un asesino, trato de ser un asesino"

BENJAMÍN PRADO ESCRITORBenjamín Prado (Madrid, 1.961), periodista, poeta, se estrenó en narrativa en 1995 con Raro. Funcionó y sigue funcionando, pues Prado, obsesionado con perdurar, se escapa del cliché vacuo de "nuevos narradores" con su obsesión por la literatura. Ahora vuelve con Alguien se acerca (Alfaguara), con misterio, crímenes y desaparecidos. Pregunta. Su libro esta plagado de citas. Esa necesidad, ¿es gratitud o inmadurez literaria? Respuesta. Ya me voy librando de la literatura de los demás. Aquí cito también porque el personaje lee mucho. Citar es un acto de gratitud y honradez. P. En la novela española casi no había aparecido un televisor hasta hace 15 años. Pero la suya está preñada de marcas, de objetos cotidianos. ¿Por qué? R. Citar la realidad lo hacía muy bien Baroja, pero eso luego se perdió. Hay gente que escribe libros que se parecen más a las películas que a su propia vida. Hay mucha americanofilia. P. Paradójico: la fama de americanófilo es suya... R. La gente ve en la foto del libro a un tío que lleva pendiente y se dice: "Éste es otro Tarantino". Pero a mi no me gusta mucho Tarantino y mis escritores favoritos son los centroeuropeos, Baroja, Marsé o Martín-Santos. P. Para escribir narrativa, ¿hay que matar al periodismo? R. Al diario sí, desde luego. Trabajar 12 horas diarias en un periódico te seca el cerebro. P. Los desaparecidos, al borde del siglo XXI, ¿una negación de la globalización, la tecnología y los teléfonos portátiles? R. No sé si hay más desaparecidos que teléfonos móviles... A mi me obsesionan, quizá porque tengo un familiar que lo hizo: desapareció. Todos somos la suma de lo que hemos hecho y de lo que no hemos hecho. Por eso todo el mundo desea volver al kilómetro cero de su vida. P. Su personaje es un esquizofrénico. ¿También lo es la escritura? R. Sí es digna, sí. Hay que obsesionarse con los personajes: si al personaje le cae una gamba, tú tienes que notarla en tú estómago. Si yo escribo sobre un asesino, trato de ser un asesino. ¿Excesivo? No sé, yo es que no conozco otro modo de hacerlo. Si no lo hago así, no escribo.