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Un matrimonio de Amposta muere en el accidente aéreo de Colombia

El pasado domingo, Antonio León y Karina Zúñiga, de 27 y 20 años respectivamente, contrajeron matrimonio en la parroquia de la Asunción, de Amposta. En la madrugada del lunes, tras la resaca de la boda, unos amigos les acompañaron al aeropuerto de Barcelona para iniciar su luna de miel: un recorrido de 25 días por Ecuador, país de donde era natural Karina. En El Prat les comunicaron el cambio de planes. El avión de Air France tan solo llegaba a Bogotá y allí tendrían que conectar con un Boeing 727 de Transportes Aéreos Militares, una línea ecuatoriana, hasta Quito. Ayer, este avión se estrelló contra una montaña momentos después de despegar del aeropuerto de El Dorado, en la capital colombiana. Quito era el destino, pero la fortuna de los recién casados se quebró en Bogotá junto con la de otras 51 personas. Karina quería visitar a sus padres -a quienes no veía desde hacía un año y medio, cuando estableció su vida en España- para presentarles a su marido y comunicarles que a finales de agosto, además de suegros, iban a convertirse en abuelos. Karina, embarazada de cinco meses, esperaba un niño. Antonio y Karina eran muy conocidos en Amposta, una ciudad de 16.000 habitantes en la comarca del Montsià, en pleno delta del Ebro. Los padres de Antoniet -toda la familia le llamaba así- regentan diversas pescaderías en la localidad, dos de ellas en el mercado central, y suministran pescado a diversos establecimientos de la provincia de Tarragona. Por este motivo, la desgraciada noticia corrió como la pólvora después de que, ayer a las 4.45, el matrimonio amigo que acompañó a los jóvenes a El Prat se presentó en la casa de los León para comunicar el fallecimiento de Antonio y Karina. La amiga que les acompañó es colombiana y había avisado a sus padres, residentes en Bogotá, para que recibieran a sus amigos en el aeropuerto de El Dorado y los atendieran mientras esperaban la conexión a Quito. Antonio y Karina se conocieron hace un año y medio en Amposta. La joven estaba de vacaciones en España y decidió visitar el delta del Ebro con otras amigas suyas. Conoció a Antoniet y a los pocos meses ya vivían con sus padres. A finales de año decidieron casarse por el juzgado para que ella obtuviera el permiso de residencia. "Cuando compraron el billete firmaron su sentencia de muerte", afirma Antonio, el padre del fallecido, delante de su casa, en el número 54 de la calle de Isabel la Católica. Desde las 4.45 de ayer, Antonio, de 60 años, ha estado colgado del teléfono hablando con familiares, amigos y representantes de Air France. Comenta que la compañía aérea les ha dado todas las facilidades posibles. Entereza Antonio atendió uno por uno a todos los medios de comunicación que quisieron entrevistarle. Todos los periodistas le formularon la misma pregunta: "¿Cómo podía permanecer impertérrito ante el fallecimiento de su hijo?". La respuesta se repetía constantemente: "Si yo me hundo se hunde toda mi familia, y quiero volver a levantar esta casa como vengo haciendo desde hace 40 años". Con una entereza envidiable, Antonio León se hizo con copias del álbum de fotografías de la boda para repartirlas entre los fotógrafos. "Mi mujer y mis dos hijas están peor, sobre todo mi mujer, Maria Cinta, que sólo es capaz de decir "el meu xiquet, el meu xiquet". El fallecido trabajaba desde pequeño con su padre, al que ayudaba en el suministro de pescado. "Era muy optimista y emprendedor. En eso se parecía a mí. No se amedrentaba ante ninguna responsabilidad", comenta Antonio, mientras consuela a vecinos y amigos que, llorando, le dan el pésame. Si no hay cambio de planes, hoya a las 7.30 Antonio y Maria Cinta emprenden viaje a Bogotá. "No sé dónde los vamos a enterrar. Los padres de Karina tienen tanto derecho como nosotros a permanecer cerca de su hija. Sólo quiero que estén juntos los tres, aunque sólo sean un pedazo de carne, lo poco que seguramente ha quedado de ellos tras el accidente".

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