20.000 velas, de homenaje y duelo
"La verdad, no esperaba tanto", dijo al irse. Emilio Butragueño fue recibido el 7 de agosto de 1995 en el Palacio Municipal de Celaya como El deseado, el cañonero español que habría de glorificar la ciudad de Guanajuato a través del fútbol, consolidaría al Atlético Celaya y la afición saldría del bostezo. El mesías madrileño fue distinguido con la llave de la ciudad en aquel recibimiento de dioses y debió salir al balcón principal del consistorio para corresponder a los vítores. Puso manos a la obra y cumplió a satisfacción: el equipo se acercó al primer lugar de la Liga en la temporada 1995-96, se salvó del decenso en la que acaba de terminar, y tres años después, tan respetado como el primer día, y más querido que entonces, abandona el fútbol mexicano en un partido homenaje no de oficio, sino sentido. Cerca de 20.000 velas se encendieron en el estadio Miguel Alemán en homenaje y duelo por su partida.Michel, Martín Vázquez y Rafa Paz jugaron la noche del viernes en el homenaje, que concluyó con la victoria de los toros del Celaya por 3-0 sobre los tigres del Universitario de Nuevo León. Pero el resultado era lo de menos. Lo interesante fue el graderío, su entrega, sus ovaciones, las pancartas y leyendas de reconocimiento al español de los bucles, al nene consentido, cuyo rostro reflejaba bien a las claras emoción y agredecimiento. La megafonía del estadio atronó con la canción de Alberto Cortez Cuando un amigo se va, sonó Las Golondrinas y en la pantalla gigante del campo se leía: ¡Gracias Emilio! Su padre, Emilio, levitaba de orgullo. El Buitre salió al campo enarbolando las banderas de España y México, se fotografió hasta la saciedad con compañeros y amigos, y dio la vuelta al terreno de juego seguido por el aplauso y los piropos de los 30.000 espectadores que reventaban las gradas. "No sólo te entregamos las llaves de la ciudad, también te dimos el corazón", resumía un texto. Lo certificaba la pasión de quienes le pedían que volviera. "He sido feliz en el sentido amplio de la palabra. No pensaba, de verdad, que me iba a ir tan bien. El afecto que me han demostrado desde el primer día nunca lo voy a olvidar".
Emilio Butagreño, para quien la actual selección española de fútbol es 1ª mejor que ha habido", se va del Celaya con algunas reflexiones sobre la vida: es un reto constante, cada día es una oportunidad para crecer, y él es una persona inquieta sin planes definitivos. En parte, esa comenzón de carácter; y un suculento contrato, le trajeron a México. No está claro cuál vaya a ser su futuro. No descarta una última aventura en activo, aunque todo está por ver. Primero disfrutará de unas vacaciones en familia, y después a la Copa del Mundo de fútbol como comentarista de TV A
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