Guardias pretorianas
Como presidente de la Comisión Contra la Violencia en el Deporte, fui testigo en 1992 y 1993 del laxismo, cuando no la complicidad, de los directivos de muchos equipos de fútbol de Primera División con grupos ultras que, además de poner en riesgo la seguridad de los ciudadanos que asistían a los estadios, vehiculaban mensajes de intolerancia y odio racial. A pesar de la presión de la opinión pública y de las acciones administrativas, da la impresión de que estos grupos siguen campando a sus anchas como guardias pretorianas de algunos dirigentes.El resultado está a la vista: el espectáculo de los ultras del Real Madrid, en su expedición (¿financiada?) a Alemania, que ha culminado con el bochorno de la noche del Borussia, debería obligar a los directivos de este club a romper definitivamente con este grupo de indeseables que ha manchado para muchos años la imagen de este club y del fútbol español.-
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