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FÚTBOL 33ª JORNADA DE LIGA

A un Punto del alirón

El Barça resuelve la visita a Mérida con un trabajo serio, profesional y efectivo

No perdonó el Barça en Mérida y, ante la derrota del Madrid en Vigo, se situó a un punto del alirón. El título puede caer el próximo sábado en el Camp Nou con la visita del Zaragoza.Obsesionado como está en ganar la Liga cuanto antes, el equipo azulgrana impuso ayer su superioridad ante un rival que pugna por mantenerse. Fue una lucha desigual. A la que el grupo de d'Alessandro rebajó su presión, bajó a su área a descansar un rato, el colectivo de Van Gaal le maltrató en dos jugadas.

Un par de acciones, rematadas con dos disparos inapelables, bastaron a los barcelonistas para decidir. El guión fue, al fin y al cabo, el mismo que el del pasado martes en el feudo del Betis. Tocó primero aguantar y después, ya entrada la segunda parte, resolver con una efectividad tremenda, pese a un último esfuerzo del equipo local por meterse en la refriega, con un, gol de Biagini.

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Aunque Van Gaal plantó el mismo equipo que frente al Betis, el Barça no estuvo nunca cómodo en la cancha durante el primer tiempo. Sopló el viento, y el aire no gusta por norma a los futbolistas. El Mérida estuvo muy puesto en la labor. El grupo de D'Alessandro se arremangó, intimidó con su juego físico y presionante, voló siempre bajo y obligó al equipo azulgrana a pasar prácticamente de puntillas por el campo.

Hubo escaramuzas en muchos sectores del terreno y de forma especial en el flanco izquierdo de la zaga local, donde Pablo aguardó a Figo y ambos se enzarzaron en una discusión continua con y sin balón de por medio. Uno y otro acabaron con una tarjeta amarilla, circunstancia especialmente destacable en el caso del portugués, que se convirtió en el primer futbolista que suma seis tarjetas en el campeonato -Figo pudo alinearse, puesto que al no haberse reunido el Comité de Competición, no recibió la sanción que le correspondía por acumular cinco cartulinas.

El juego trabado, de contacto, con muchas faltas, resultó un martirio para los espectadores. No hubo prácticamente ocasiones de gol por ningún bando, pese a que tanto Hesp como Montoya sacaron las manos en un par de balones cruzados.

La falta de jugadas ligadas, de una transición rápida en el Barcelona, permitió al Mérida replicar al dominio de posición del contrario con un juego corajudo, de manera especial por la banda derecha. No asomaron los azulgrana por el balcón del área local, muy bien defendido por una zaga que pasa por ser una de las más contundentes y menos accesibles de la Liga.

El tono insulso, plomizo, descarnado, se mantuvo en el primer tramo del segundo tiempo. El sopor permitió incluso que David Pirri le diera con toda impunidad un puñetado a la pelota en el área. Ni el árbitro pitó penalti ni el Barça reclamó nada.

El equipo de Van Gaal tomó poco a poco el mando del choque. Rivaldo decidió entrar en juego y propició un par de buenas opciones. El remate final, sin embargo, estropeó la elaboración de la jugada. Hasta que en un libre directo el brasileño remató al palo de la meta de Montoya.

La acción despertó la contienda y dio a entender que el Barça estaba más entero que el Mérida, menos presionante y contundente que en el primer tiempo. El gol de Figo confirmó instantes después la autoridad y jeraquía azulgrana y, al tiempo, el control del juego. Al gol de Figo siguió otro de Luis Enrique, máximo goleador del equipo junto a Rivaldo (18), y la contienda recuperó el aspecto de entrada. Le había bastado al Barça un cuarto de hora de juego para resolver el partido. La aportación de Figo, el capitán, volvió a resultar determinante.

No se dio por vencido el Mérida, que en un esfuerzo generoso se fue hacia arriba en busca de un resultado milagroso. Biagini culminó una gran jugada iniciada por Sinval, pero el tanto no alteró la sangre fría azulgrana. Rivaldo falló incluso un gol cantado en la penúltima acción del encuentro, elaborada otra vez por el incansable Figo. El equipo de Van Gaal ha sabido fajarse en los dos últimos partidos, duros y muy dificiles.

Al Barcelona le va bien Mérida, un campo en el que en febrero inició su remonte y ayer ratificó su liderazgo y su disposición a proclamarse campeón en la próxima jornada, en el Camp Nou ante el Zaragoza.

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