El nuevo mercado estimulará la demanda
La factura financiera es sólo la cruz de la ampliación. Esta tiene también una cara, y no sólo en términos políticos, geoestratégicos, históricos y morales, sino económicos, algo que pasa de puntillas en el debate español.España está obsesionada en su táctica defensiva, evitar que la ampliación redunde en una merma de las transferencias agrícolas y estructurales que recibe. Para muestra, tres botones. La cooperación al desarrollo en tres años asciende únicamente a 1.740 millones de pesetas (para todo el Este, incluidas Rusia y Ucrania).
El ministro de Asuntos Exteriores aún no se acercado por la zona. Y entre las 377 empresas extranjeras con inversiones directas en Polonia (el país que demográficamente supone el 40% de la operación) sólo había dos españolas en 1995, Alcatel y Nutrexpa, a las que hace pocos días acaba de sumarse Roca Radiadores.
Esta ignorancia puede dilapidar oportunidades. Los estudios de la Agenda 2000 subrayan que la absorción del Este aportará a la UE potencial humano cualificado, recursos naturales y acceso a la energía (redes de conexión con Rusia).
Y sobre todo, el mercado se ampliará. Los 100 millones largos de ciudadanos del Este se sumarán a los 372 millones de los Quince para crear un área de unos 500 millones de consumidores cuando se complete la UE de 26 miembros. El nuevo mercado estimulará la demanda y, por tanto, el crecimiento de los Quince.
Por el aumento del comercio: entre 1989 y 1995 los intercambios ya se han triplicado. Y de las inversiones: «la integración de los nuevos adherentes en la Unión dará una sacudida a su desarrollo económico», prevé la Comisión. Y, por tanto, «las grandes inversiones vinculadas a la modernización radical de su economía y al reenganche con los niveles de vida comunitarios estimularán la demanda en toda la UE y mejorarán la competitividad».
