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GOLPE A ETA

Los asesinos de Jiménez-Becerril lo celebraron con una cena

Mike Azurmendi y José Luis Barrios, dos de los tres detenidos la semana pasada, han declarado que tras matar de sendos disparos al concejal Alberto Jiménez-Becerril y a su esposa se trasladaron al piso franco y celebraron su acción " con una cena especial y sidra", según fuentes de la investigación.Ambos activistas estaban siguiendo los pasos de la alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, cuando se enteraron en un bar de que en la misma zona residía el concejal Jiménez-Becerríl. Tras confirmar la información desistieron del atentado que planeaban contra la alcaldesa al haber comprobado que era imposible realizarlo por los dispositivos antibomba con que está equipado el coche de la regidora.

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Según fuentes de la investigación, el seguimiento al concejal fue breve. El 30 de enero, al comprobar que se encaminaba a su casa con su esposa, Ascensión García Ortiz, los dos etarras decidieron asesinarles. Cada terrorista llevaba una pistola. Acordaron que Azurmendi dispararía contra el edil y el otro contra su mujer para evitar que los gritos de ésta alertaran al vecindario.

Contaron hasta tres

Con objeto de sincronizar su acción, los asesinos determinaron que contarían hasta tres e inmediatamente abrirían fuego contra las víctimas sin darles opción a defenderse. Consumado el doble crimen, sus autores se trasladaron al piso franco de la calle de José Laguillo, donde en unión de María Teresa Pedrosa degustaron una cena especial regada con sidra.Las mismas fuentes han expresado su extrafieza por el hecho de que el comando se desplazara en un Ford Orión, robado en Málaga, con 50 kilos de explosivo preparados para ser activados. Sólo faltaba adosar al artefacto el cebador. La única explicación es que la bomba estuviera preparada para su uso inmediato, pero la captura del grupo lo evitó.

Una de las furgonetas intervenidas a los tres etarras detenidos, una Seat Express, fue alquilada en un local del centro de Sevilla. Azurmendi presentó un carné falsificado y caducado para suscribir el contrato. Al advertirlo un empleado, el etarra Barrios, que esperaba fuera, entró y aportó un nuevo documento falso.

El juez Manuel García-Castellón decretó ayer tarde el ingreso en prisión incondicional e incomunicada de Azurmendi, Barrios y Pedrosa, junto a los franceses Jean Joseph Esnal y David Claude Christian Gramont, quienes transportaron cientos de kilos de explosivo desde Francia a Sevilla. Sin embargo, Jean Francois Erremundegui, detenido el pasado martes en Burdeos, ha sido puesto en libertad.

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