Regular las responsabilidades

"Los ciudadanos quedarían espantados si conocieran la incompetencia de sus gobernantes", decía ya Tayllerand. Esto explica ya demasiados desastres, "completados" por la corrupción y maldad, preponderantes en algunos.Recordamos casos tan trágicos y recientes como la rotura del depósito de agua de Melilla -que repite, en cierto modo, la rotura de la presa de Tous para no hablar de la plataforma que rompió el puente de Ferrol. O el formidable error matemático del último sorteo de quintos, sostenido por el ministro que, sólo meses después, cesó al incompetente. 0 la gran parte de incompetencia que demustran las cuentas de la Expo de Sevilla como un eco de los gastos fabulosos de su excavado y reenterrado metro. Etcétera.

Sólo una mejor educación general y cívica nos aliviará de esos y otros males; mientras, y para fomentarla, habría que regular más las responsabilidades, de modo que multas e indemnizaciones repercutieran proporcionalmente más en los (ir)responsables de esas catástrofes, que ahora se escapan casi siempre de rositas, burlándose con un "ahí me las den todas", sin tener que responder con su sueldo de tales desaguisados.- .