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Reportaje:

Los Monty Python vuelven a escena

El grupo de cómicos prepara una gira teatral después de quince años de separación

Los cinco componentes vivos del grupo Monty Python (su creador, Graham Chapman, murió en 1989) han anunciado su vuelta al trabajo. Darán la espalda al medio en el que se formaron -la televisión- y al que les llevó a la fama -el cine- para hacer lo que, según ellos, más satisfacción proporciona a un cómico: actuar delante de la gente. Sus carreras han crecido lo suficiente como para que sea imposible que sus agendas permitan algo tan tedioso como una película, pero reservarán varias semanas en otoño del próximo año para hacer una gira por varios países.Hace unos días, los Monty Python acudieron a Aspen (Colorado) para recibir un homenaje a su larga carrera de humor, que terminó -como grupo- en 1983 cuando se estrenó su último trabajo, la película El sentido de la vida. Trabajos anteriores (especialmente La vida de Brian) habían merecido el elogio de la crítica y, sobre todo, la entrega absoluta de un regimiento de seguidores pythonianos, unidos ahora en decenas de páginas de Internet. Desde su separación, los componentes de esta camarilla enloquecida de actores y directores han tenido mejor o peor suerte, pero, desde luego, no les ha faltado el trabajo. John Cleese siguió unos años en televisión, (Fawlty Towers), para seguir después su carrera en el cine (Un pez llamado Wanda, Criaturas feroces) y en la publicidad; Terry Gilliam, el único miembro americano de los Python, tiene su hueco en Hollywood como director (Brazil, El rey pescador), y Eric ldle, Terry Jones y Michael han tenido unos años ocupados como actores, presentadores e incluso escritores. Desde que decidieron romper su unión, sólo varios libros y algún CD-ROM han ocupado el hueco inimitable que dejó su forma de hacer humor. (Su último CD-ROM promete a los usuarios disfrutar de una "auténtica pérdida de tiempo").

Su encuentro en Aspen sirvió para que los cinco se sentaran en torno a una mesa por primera vez en mucho tiempo (cuentan que la última vez que lo intentaron Cleese se quedó dormido durante la reunión) y decidieran dar a sus millones de seguidores la noticia que han esperado en los últimos quince años: su regreso.

"¿Cómo podemos ponernos a escribir algo si no, tenemos tiempo de juntamos?", reconocía John Cleese sobre el escenario del Wheeler Opera House. Ahora se han comprometido a reservar al menos 10 semanas del próximo año para hacer una gira que les llevará a diversos teatros de Estados Unidos, y posiblemente de Europa. Si vuelve la química, posiblemente la reunión termine en un proyecto de mayor envergadura. Prometen material nuevo: son conscientes de que sus seguidores conocen de memoria las situaciones e incluso los diálogos incluidos en trabajos anteriores.

No defraudaron. Si de algo sirvió el homenaje fue justamente para demostrar que su humor -sarcástico y macabro en ocasiones- sigue siendo uno de los más inteligentes. Debatieron con el público su forma de escribir y de crear gags: "Escribíamos por separado y luego sólo hacíamos aquello que antes nos hubiera hecho reír a todos", explicó ldle ante un público que conocía perfectarnente sus series de televisión (Monty Python Flying Circus) y sus cinco largometrajes. "Siempre, intentábamos incluir en cada guión un elemento de absoluta confusión", decía Palin. E incluyeron ese elemento. Habían aparecido en el escenario dispuestos a recoger el premio como homenaje póstumo a Graham Chapman, el miembro más disparatado del grupo, que murió hace 10 años después de una vida dedicada al humor y al alcohol. Así, los Python se presentaron con una urna que contenía las cenizas de Chapman. Depositaron la urna sobre una, pequeña mesa, en torno a la cual estuvieron un largo tiempo hablando del pasado y respondiendo a las preguntas del público.

Unos segundos después de que Palin hiciera mención al "elemento de confusión" qué introducían en su humor, Gilliam, cruzó las piernas y golpeó "sin querer" la urna fúnebre: las supuestas cenizas de Chapman se derramaron sobre la mesa y volaron sobre el escenario. Frente a las carcajadas del público, los Monty Python, compungidos, trataban de recoger las cenizas con un pequeño aspirador portátil y mostraban conmovidos el gesto de desesperación que provoca lo imprevisible. Sólo que aquello estaba en el guión.

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