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Cuando la OTAN 'intervino' en España

Las maniobras 'Strong Resolve 98' simulan una operación para abortar una insurrección militar

Miguel González

El pasado 10 de febrero, 37 soldados rebeldes resultaron muertos y otros 51 heridos en la llamada Masacre de Santa Margarida. Ocurrió en un país virtual, Azuria (Azulado), cuya geografía coincide con la península Ibérica y cuyas ciudades tienen nombres de resonancia hispana: Azizaragoza, Azicádíz, Azichinchilla... Durante las últimas cuatro semanas, Azuria ha sido escenario de violentos enfrentamientos entre las tropas leales al Gobierno y los militares insurrectos. Finalmente, el Consejo de Seguridad de la ONU ha encargado a la OTAN que imponga la prohibición de vuelos en la zona y despliegue una fuerza militar para asegurar el alto el fuego entre las partes y proteger la distribución de ayuda humanitaria. Los militares que dirigen las maniobras Strong Resolve 98 (Fuerte Resolución) aseguran que Azuria es un país imaginario -ya se sabe, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia-, pero el guión redactado por la OTAN, digno de una superproducción de Hollywood, contiene todos los ingredientes de una pesadilla: los militares sediciosos causan 600 muertos en Azichinchilla en un ataque con armas químicas y roban 10 camiones de uranio enriquecido, suficiente para construir un buen número de bombas atómicas, de Azisierra del Retín. Además cuentan con el apoyo de una potencia extranjera, Grayland (País Gris), un "Estado policial teocrático". ¿En quién estarán pensando?El objetivo de Stronge Resolve 98, que se inició el pasado lunes y concluirá el día 21, es probar la capacidad de la OTAN para afrontar dos crisis simultáneas, una en el sur y otra en el noroeste de Europa; una de imposición de la paz, fuera del territorio aliado, y otra de autodefensa, en aplicación del artículo 5 del Tratado de Washington. Se trata de las mayores maniobras que realiza la Alianza desde el final de la guerra fría. Participan 50.000 soldados, 148 buques y 390 aviones y helicópteros, de los que 28.000, 88 y 240, respectivamente, corresponden a la crisis sur.

Es la segunda vez que se pone en práctica el concepto CJTF (Fuerza Combinada Conjunta), una de las innovaciones de la nueva doctrina militar aliada: la creación de una fuerza específica con tropas de países de la OTAN y de otros asociados a la organización. A las órdenes del general español Javier Zorzo, jefe del componente terrestre de la crisis sur, hay 978 militares, procedentes de nueve repúblicas ex comunistas: Rumania, Polonia, Bulgaria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Lituania, Eslovenia y Macedonia. Más de la mitad de estos soldados, que se entrenan en los campos de maniobras de Chinchilla (Albacete) y San Gregorio (Zaragoza), han sido aportados por Rumania, interesada en hacer méritos para ingresar en la OTAN.

El mando de la crisis sur corresponde al vicealmirante estadounidense William J. Fallon, jefe de la Fuerza de Combate del Atlántico, quien dirige todas las operaciones desde el buque de la US Navy Mount Whitney, que navega en aguas próximas a Lisboa. Resulta significativo que la intervención simulada de la OTAN en un país fuera de área se haya encargado al cuartel general de Norfolk (EE UU), que se resistió a perder el acceso directo al norte de África durante las negociaciones para la integración de España en la nueva estructura militar.

El número dos de la fuerza multinacional aliada es el almirante español José Romero Iglesias, mientras que al mando de las tropas insurrectas, notablemente inferiores en número y medios, se encuentra el almirante británico sir Michel Boyce.

Paradójicamente, la aportación de Estados Unidosa estas maniobras es excepcionalmente baja: sólo tres buques y aviones de patrulla, no de combate. El Pentágono decidió retirar la mayoría de sus fuerzas en otoño, cuando sus estrategas empezaron a diseñar una intervención militar contra Irak que afortunadamente no llegó a producirse. De hecho, la reciente crisis del Golfo planeó sobre los ejercicios, cuya suspensión se barajó hasta última hora.

Y es que hay un punto en que la más realista de las maniobras no se parece a la realidad: ni siquiera la OTAN es capaz de poner en marcha una fuerza de 50.000 soldados a las pocas semanas de estallar una crisis. Las Strong Resolve han tardado dos años en prepararse. Demasiado tiempo para los albaneses de Kosovo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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