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"Me ha seguido un tío con barba"

El Levante contrata detectives para vigilar la vida de los jugadores

"Me ha seguido hasta casa un tío con barba muy alto, pero luego he podido despistarlo en un tren de lavado". De esta forma contaba ayer un jugador del Levante cómo se deshizo de un detective privado contratado por la directiva azulgrana para controlar a los jugadores e informar sobre sus hábitos. Fuentes del club reconocieron ayer que "estas cosas se hacen esporádicamente". Incluso un consejero afirmó ayer que la directiva está dispuesta a frenar, "como sea", la disipada vida de los futbolistas desvelada esta semana por el presidente del club, Pedro Villarroel. Y "como sea" es vigilando a los jugadores estrechamente, "con tíos de dos metros, para que no puedan rebotarse", afirma este consejero.

"No soy el único que ha observado que le siguen. Lo hemos comentado entre nosotros y estamos convencidos de que nos persiguen", asegura el futbolista antes mentado, que prefiere mantener el anonimato.

La comprometida situación del equipo, colista de Segunda a siete puntos de la salvación, ha provocado que salgan a la palestra los hábitos más turbios del vestuario. "La temporada pasada salíamos tres veces más que ahora, pero este año vamos mal y todo se exagera", asegura un jugador del equipo.

Desde el club, sin embargo, la perspectiva es otra: "No estamos dispuestos a que nos tomen el pelo. Es inadmisible que un jugador se acueste la noche antes del partido a las cuatro de la mañana. Su novia trabaja en un pub y acude a recogerla cuando ella acaba. Luego se arrastran en el campo. Mira Lima [un centrocampista brasileño del equipo]. Comenzó muy bien, pero lleva tres partidos que no salta ni para abajo", señalan fuentes próximas a la directiva.

Precisamente Lima fue uno de los cuatro jugadores que el consejo multó la semana pasada por exceso de peso. Lima fue el más perjudicado. Un millón de pesetas de sanción por los cuatro kilos de más que dio en la báscula. El que se acuesta a las cuatro de la mañana, según el club, es Sandro. Ambos son brasileños. Los artífices, según el consejo, de las diferencias existentes en el vestuario. "Hay algunos jugadores que no se pasan ni la pelota", denunció Villarroel después de dirigirse en tono más insultante a la plantilla: "Sois una mierda", les espetó. "No vamos a permitir que nos dejen el muerto y se vayan. Si descendemos, serán jugadores de Segunda B", continuó Villarroel, que pretende evitar que los jugadores cobren sus salarios en caso de que el equipo descienda.

Las pésimas relaciones en la plantilla son reconocidas hasta por los jugadores, que ayer se reunieron para tratar de suavizar sus rencillas e ir "todos a una". Alguien les sigue de cerca.

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