"¿Qué pasa, que ya tengo que cargar de por vida con esto?"
Hace ya un mes que Michel Salgado le rompió el peroné, a Juninho. Su entrada por detrás dio a vuelta a España: provocó que Competición actuara de oficio para suspender al jugador por tres partidos, que Vigo saliera a a calle para protestar por el castigo, y que Apelación desautorizase la sanción. Cuatro semanas después, Juninho sigue por Brasil recuperándose. Michel Salgado no había faltado desde entonces a una sola cita. Ayer, pisó mal y se rompió un dedo. Se lesionó solo.Pregunta. Usted hace una entrada, lesiona a Juninho, le sancionan y se convierte en un mártir. ¿Cómo se explica esto?
Respuesta. No hay explicación. Aquí no hay mártires. Hay un jugador lesionado, que evidentemente es el más afectado y el que más me preocupa, y otro jugador que fue sancionado injustamente porque el árbitro no vio nada.
P. Daba la sensación de que era usted el ofendido.
R. El ofendido es Juninho, está claro. Y por eso le pedí perdón. Es de género tonto pensar que yo me sentí ofendido. Pero la sanción fue injusta. Una cosa no tiene nada que ver con otra.
P. ¿Injusta? Está claro que los comités no se comportan igual ante acciones similares. Pero lo injusto no es que a usted sancionaran, sino que hayan dejado sin sanción las demás.
R. No puedo opinar.
P. Se trata de erradicar la vioIencia, no de fomentarla.
R. Claro, ¿cómo no voy a estar yo en contra de la violencia? Esa pregunta me ofende. ¿Qué pasa, que ya tengo que cargar de por vida con esto? ¿Cómo no voy a estar de acuerdo en erradicar la violencia? Nunca he sido violento. Si usted lo piensa, es su problema.
P. En cualquier caso, está visto que basta una manifestación popular para que a uno le quiten un castigo.
R. No, lo que se ha demostrado es que basta que existan presiones de todo tipo para conseguir que un jugador modesto pueda ser sancionado.
P. ¿Y si se hubiera manifestado la afición del Atlético para que le devolvieran el castigo?
R. El Atlético se portó muy bien, porque no denunció. Yo respetaría que su afición reclamase una sanción, pero se manifieste quien se manifieste lo que nadie me va a quitar de la cabeza es que fue una jugada normal, pura mala suerte.
P. Con la de cosas que suceden en el mundo, un pueblo en la calle por la sanción a un jugador... ¿No sintió un poco de vergüenza?
R. Yo no puedo hacer nada si la gente quiere salir a la calle. Yo no organicé nada. Si usted se atreve a meterse con la actitud de un pueblo, allá usted.
P. Pero que esto es sólo fútbol. ¿Estamos locos o qué?
R. Sí, en todos los sentidos. El fútbol se toma demasiado en serio. Hay gente que está de buen o mal humor toda la semana en función del resultado de su equipo. Ha llegado un punto en que el fútbol se ha convertido en algo muy importante para nuestras vidas. No sé si es bueno o malo, pero es así.
P. Juninho se va solo hacia el portal de Dutruell; camino del gol... ¿VoIvería usted a hacer lo mismo?
R. Depende. En estos momentos, igual no. Es una pregunta difícil. Pero yo esa entrada la hice como futbolista, no por lesionar ni derribar a nadie. Yo quise tocar el balón.
P. Su entrada fue terrible.
R. Como miles de entradas que no se han visto y no han adquirido tanto protagonismo. Pero yo era jugador del Celta y el afectado, del Atlético. Visualmente fue una acción muy fuerte porque se le dobló el tobillo, pero ha habido otras acciones similares y la gente no ha dicho nada.
P. ¿Cuántas veces la ha visto por televisión?
R. Unas cuantas.
P. ¿Y? R. Pues que me duele por Juninho. Pero yo me quedo con lo que vi en el campo. Yo sé cuál era mi intención. Fue una entrada fuerte, pero en una jugada rápida, resuelta en décimas de segundo. No fui a la rodilla, fui abajo, a por el balón. La veo como una entrada de las muchas que se producen.
P. ¿No se impresiona cuando la ve?
R. Hombre, sí impresiona verla en la tele. Yo le cojo cuando ya tiene el tobillo doblado y se lo meto hacia dentro. Pero también me impresionó la de Ferrer a Valerón.
P. ¿Cuántas veces al día se acuerda de Juninho?
R. Acordarme, ninguna. Simplemente le deseo que se recupere cuanto antes y que pueda jugar el Mundial. Tampoco es cuestión de estar recordando permanentemente lo que paso. En su momento, me sentí mal. Y no por la sanción como la gente se pudo creer, sino por la cantidad de tonterías que se dijeron sobre mi y por Juninho, por su lesión. Por eso intenté hablar con él.
P. ¿Sigue sin quererle escuchar?
R. No lo he vuelto a intentar.
P. Usted ya es un futbolista marcado. A partir de ahora, cualquier entrada suya va a ser magnificada.
R. Me da igual. Lo que yo no voy a hacer es sentirme más culpable que nadie en esto del fútbol. Insisto, ha habido mil entradas como la mía. Si la gente quiere magnificar, que magnifique. Pero a un jugador se le debe colgar un cartel por su comportamiento diario, no por una entrada en cuatro años. Yo no soy duro.
P. ¿Le dará miedo meter la pierna a partir de ahora?
R. No, para nada. Sigo siendo el mismo jugador. Lo tengo muy claro. Siempre he entrado al balón, nunca he sido duro, así que no me tengo que cortar. De todas formas, nadie está libre de pecado. Juninho lesionó a un jugador por ocho meses.
P. Usted posiblemente ha dejado a un compañero sin un Mundial. ¿Tiene problemas de conciencia?
R. Me afecta como jugador y como persona. No es una sensación agradable. Pero le puede pasar a cualquiera. Lo que pasa es que si me llega a ocurrir a mí seguro que el EL PAIS no me llama para hacerme una entrevista. Ni al que me hubiera lesionado.
P. Ya, y si no es usted el que hace la entrada, sí la habría criticado.
R. No, porque he visto mil entradas así. Habría dicho ¡qué mala suerte! Y también para el lesionador, no es fácil asimilarlo.
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