El fondo volvió a funcionar
Manuel Pancorbo y Alberto García, plata, y bronce en los 3.000 metros
El reducto del fondo volvió a funcionar. Manuel Pancorbo (2º), Alberto García (3º) y Marta Domínguez (3ª) se subieron al cajón en las dos pruebas de 3.000 metros. Fueron dos carreras opuestas: táctica y áspera, la de hombres, lineal y sin demasiada historia, la de mujeres. Las tres medallas significan un descenso con respecto a los resultados de Estocolmo 96, pero algunos signos son esperanzadores. La transición generacional parece que funciona y algunas especialidades con un déficit acusado -los saltos principales- comienzan a producir atletas interesantes como el pertiguista Montxu Miranda, el triplista Raúl Chapado (16,87 metros en la final) y Yago Lamela, que saltó 7,95 en longitud.No sin polémica, el británico John Mayock venció en los 3.000 metros, que discurrió en plan táctico, con acciones interesantes y con un plan que los atletas españoles no pudieron resolver en la última vuelta. Se resistió Mayock, un mediofondista sin demasiado pedigrí que circula desde hace varios años entre la prueba de 1.500 metros y la de 3.000. Mayock no dispone de ninguna cualidad espectacular, excepto la tradicional aspereza de los atletas británicos, cuya capacidad competitiva es legendaria. El francés Dubus dirigió la carrera desde el principio con el tranco largo y un poco pesadote que le caracteriza. Marcó un ritmo bastante relajado, siempre preocupado de mantener la cabeza. Ahí acababan sus preocupaciones. Por detrás se vivía un barullo considerable para meterse en la pomada. Dubus no figuraba en los pronósticos, así que le dejaron maniobrar. Por detrás, Pancorbo y García se instalaron con firmeza en los primeros puestos. Viciosa trabajaba de manera más inconcreta. Tras los primeros 1.000 metros, escaló posiciones, se colocó en el segundo puesto y pareció en condiciones de apretar el ritmo de la carrera. No lo hizo y volvió a descender al vagón de cola. Nadie lanzó un ataque a gran escala y quedó claro que la carrera se decidiría en los últimos 400 metros. Se movió el italiano Pe goretti y reapareció Viciosa, pero la acción cayó a beneficio de inventarlo. Aquella acción resultó más artificiosa que contundente. Sin embargo, a Viciosa le permitió unirse a García y Pancorbo, que habían maniobrado con habilidad en medio de los codazos y las colisiones. Puesto que Dubus había realizado todo el gasto y no se distingue por su carácter explosivo, se adivinaba un combate entre los es pañoles. El problema era Mayock, que se resistió a abandonar las posiciones de cabeza. A falta de 300 metros apretó Viciosa. Le siguieron Pancorbo, García y Mayock. Faltaba una vuelta y entonces llegó el conflicto. Alberto García quiso aprovechar su excelente punta de velocidad y salió por fuera. Si alcanzaba la primera posición antes de la curva final, la victoria sería suya. Pero en el momento del ata que, Mayock se abrió hasta la segunda calle, con la intención de cerrar a García y aprovechar su físico, muy superior al del liviano atleta español, que casi salió despedido en el choque. Mayock salió en cabeza de aquella operación táctica y superó a los tres españoles. La gente silbó al atleta inglés, pero su maniobra pareció correcta, más aún en la pista cubierta donde esta clase de incidentes son muy normales.
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