El nuevo rey africano

Egipto se llevó la Copa de África de Naciones y fue un campeón inesperado al derrotar a Sudáfrica por 2-0, el sábado. Los egipcios -32º en la clasificación de selecciones de la FIFA- se hicieron con la 21 edición de la Copa y dejaron atrás a tres de las cuatro selecciones africanas que jugarán el Mundial de Francia 98 en junio: Ghana, Túnez, y la propia Sudáfrica. Nigeria, suspendida, no participó en el evento, aunque Las Águilas Verdes poseen el cuadro más competitivo del continente.

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, encabezó las decenas de miles de ciudadanos que se agolparon en el aeropuerto de El Cairo para recibir a sus héroes con banderas, flores y pasteles. El país no veía una explosión de júbilo futbolístico semejante desde que Egipto se clasificó para el Mundial de Italia 1990. Acompañado por el primer ministro, Karnal Ganzuri, el presidente Mubarak y un séquito de altos dignatarios recibieron con besos al entrenador, Mahmud Guhary, y a todos los jugadores, que salieron del avión blandiendo la copa, aferrados a una enorme bandera egipcia. Egipto se hizo con la última Copa del siglo practicando un fútbol de escasa tradición africana, poco vistoso, muy táctico, de una solidez en defensa poco frecuente en un equipo de África y con dos jugadores determinantes: Omara, lateral izquierdo, y el delantero Hossam Hassan, segundo máximo goleador del certamen después de Mc Carthy, punta de Sudáfrica y del Ajax de Amsterdam. Pero Egipto, en líneas generales, mostró lo mismo que la media de equipos participantes, que han mejorado en la disciplina táctica y que ya no es válido el tópico de que son conjuntos ingenuos que resultan espectaculares para el público. "Éste ha sido un gran logro histórico", solemnizó el presidente Mubarak, "habéis conseguido la copa de nuestro continente". Egipto no ganaba la Copa desde 1957.