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Miles de jóvenes se manifiestan en Estambul contra los decretos antiislámicos del Gobierno

Juan Carlos Sanz

Más de 10.000 jóvenes islamistas se manifestaron ayer, por cuarta vez en esta semana, en la Universidad de Estambul contra el decreto que prohíbe que las estudiantes puedan acceder al campus cubiertas con el velo islámico y que los universitarios acudan a clase con barba, como marca la tradición de los musulmanes más ortodoxos. Esta ola de protestas se produce tras hacerse efectiva la ilegalización del islamista Partido del Bienestar (Refah), el más votado en las elecciones, y la inhabilitación política de su líder, el ex primer ministro Necmettin Erbakan.

ENVIADO ESPECIAL

Tras la primera marcha estudiantil del pasado martes, en la que se registraron dos heridos entre manifestantes y policías, el movimiento de rechazo al decreto del Gobierno de coalición laico que preside el conservador Mesut Yilmaz ha crecido a pasos agigantados. El primer ministro anunció el pasado día 4 el estricto "código de vestimenta" para las universidades, en un nuevo paso para erradicar la presencia islamista en la sociedad turca, y el primero en aplicarlo fue el rectorado de la Universidad de Estambul. El mismo martes por la tarde, sin embargo, el decreto quedó sin vigor de forma provisional por decisión de las autoridades académicas, que intentaban evitar así nuevos disturbios.Pero los estudiantes decidieron proseguir sus protestas, sin duda para aprovechar la indignación surgida entre los cerca de cuatro millones de militantes del proscrito Partido del Bienestar. ''Lucharnos contra una orden represiva", coreaban ayer los más de 10.000 manifestantes que recorrieron las callejuelas del distrito de Beyazit, en el corazón del sector europeo de Estambul, mientras numerosos vecinos aplaudían desde las ventanas.

Esta nueva marcha de estudiantes en favor de los velos y las barbas como signos de identidad islámica y coincidiendo con el día santo de oración de los musulmanes, se produce al día siguiente de la reunión del Consejo Nacional de Seguridad, un órgano presidido por el jefe del Estado, Suleimán Demirel, y en el que participan las cúpulas del Gobierno y de las Fuerzas Armadas turcas. Según informaba ayer el diario Milliyet, los mandos del Ejército turco advirtieron al Ejecutivo que debían mantener en vigor el "código de vestimenta a pesar de la posible impopularidad de la medida".

Precisamente hace un año, el Consejo de Seguridad Nacional dictaba al Gobierno presidido entonces por Erbakan la obligación de adoptar reformas en la educación para impedir la islamización radical de la sociedad. Cuatro meses después, el líder del Refah presentó la dimisión ante las continuas presiones militares y la velada amenaza de un golpe de Estado. El domingo, su partido quedó definitivamente disuelto, mientras el propio líder islamista afronta un posible juicio penal que puede acarrearle hasta tres años de cárcel. Por otro lado, 16 militares, entre ellos tres suboficiales, resultaron heridos ayer en un ataque contra el cuartel de la gendarmería de Kucukoy, en en barrio popular de Estambul. Los agresores abrieron fuego contra los agentes antes de lanzar dos granadas de mano. Ningún grupo armado se había responsabilizado ayer del atentado, que tiene la marca de las acciones de los grupos de ultraizquierda o de la guerrilla independentista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), alzado en armas en 1984 en una lucha que se ha cobrado cerca de 30.000 muertes y ha forzado el desplazamiento masivo de población en el sureste de Anatolia.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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