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Kiko entrega el triunfo al Atlético

Los rojiblancos doblegan al Zaragoza en una noche inspirada del jerezano

Dos genialidades de Kiko concedieron la victoria al Atlético. Tres puntos que por la falta de puntería propia y el enrevesado planteamiento del rival, el Zaragoza, se le habían puesto muy complicados. El triunfo pone a los rojiblancos esta Liga loca a cinco puntos del Barça y a tres del Madrid. Es decir, otra vez con la pelea por el título a tiro.El Atlético encontró numerosas dificultades para elaborar su juego. Las minas con las que el Zaragoza sembró el campo le hicieron mucho daño. No pudo dar salida al balón desde atrás porque la decidida presión del rival, muy arriba, se lo impedía. El perfil del centro del campo, con Bejbl nuevamente en la derecha, no facilitaba las cosas: con el checo, el Atlético gana en equilibrio y solidez, pero pierde poder de creación. A los rojiblancos no les quedó otro remedio que buscar a Kiko y Vieri con lanzamientos largos, aunque por ahí también lo tuvieron complicado: la defensa maña se adelantaba con valentía y sincronización y provocaba incontables fueras de juego.

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Sólo cuando Kiko o Vieri acertaban a bajar alguno de los pelotazos que enviaban sus compañeros, o si el balón se encontraba antes con Pantic, el Atlético entraba de verdad en escena. No sucedió demasiadas veces, pero cuando lo hizo, el peligro fue mayúsculo. Con la pelota en el suelo y cerca del área de Juanmi, los rojiblancos se volvían eléctricos: surgían entonces triangulaciones fabulosas con inconfundible olor a gol. Cualquier combinación, sobre todo si Kiko andaba por el medio, reportaba beneficios: un remate claro, un córner o una falta. Cuando Pantic está en el campo, hablar de acciones a balón parado es hablar de peligro puro.

Pero al Atlético le costó afinar su puntería: Vieri falló de forma incomprensible dos remates francos; Juanmi primero, y el larguero después, frustaron dos disparos de Pantic; Caminero se entretuvo demasiado en un servicio sublime de Kiko, y el jerezano no ajustó lo suficiente una espectacular chilena de su cosecha. Pese a los problemas que provocaba el Zaragoza, el Atlético tuvo munición suficiente para irse al descanso ya con ventaja. El cuadro de Costa también tuvo sus opciones, pero en menor número y no tan claras. Sólo a última hora, en una incursión solitaria de Jamelli que acabó con el brasileño en el suelo tras la desesperada salida de Molina, que el árbitro no resolvió ni con falta ni con expulsión al guardameta, el Zaragoza metió miedo.

Algo debió comentar Antic en los vestuarios, porque en la segunda parte el Atlético no sólo dejó de sufrir por los insistentes fueras de juego, sino que utilizó la trampa del rival para hacerse con el partido. Aunque tuvo que esperar aún a que Vieri recuperara el olfato: antes del primer tanto, el italiano, tras un servicio de Pantic, volvió a fallar otra clara ocasión.

A los 52 minutos, Vieri ya tenía su bota izquierda a punto. Recibió un pase magnífico de Kiko, se perfiló y remató al fin como Dios manda, al fondo de la red: 1-0. Un tanto que le devuelve a la cabeza del pichichi, junto a Luis Enrique.

El segundo gol sirvió para colgar las medallas del partido en el cuerpo apropiado. Kiko fue el mejor de la noche, y se merecía refrendarlo con un tanto como el que marcó: se deshizo de un contrario con un sombrero ejecutado con el hombro y cuando la pelota le volvió, ras un toque compartido entre Bejbl y José Ignacio, la mandó a la red con un globo mágico. Hasta Vieri, el tipo frío, acudió como un poseso a felicitarlo.

Tuvo todavía el conjunto rojiblanco más ocasiones y hasta un nuevo rato de sufrimiento, tras el gol postrero de Soler, cuando el Zaragoza se lanzó a por el empate Pero no dio tiempo a muchos sustos. El Atlético, agarrado a Kiko y siguiendo el guión irregular de esta Liga -los de arriba siguen pinchando, y los que le siguen tan pronto se acercan como se alejan-, se unió otra vez al grupo de cabeza.

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