Los aficionados celebran en la calle la gesta de su equipo
Vitoria se echó a la calle para festejar la tercera semifinal de Copa del Rey que alcanza el Alavés en su historia. El último referente se encuentra en la década de los años 30 y la última eclosión festiva fue el pasado mes, con la eliminación del Real Madrid que hizo revivir las tradicionales fiestas en la calle Cuchillería, habitual lugar de encuentro de los aficionados albiazules en los momentos de éxito.
Los vitorianos poblaron las calles en mayor medida que en la anterior eliminatoria frente al equipo madrileño. El acceso a semifinales aquilata algo más que un sueño y Vitoria comienza a pensar en al final de una competición en la que el Alavés ha exhibido una fortaleza y una solidez que le ha permitido dejar en la cuneta a cuatro equipos de Primera División sin demasiados agobios.
Al propio tiempo, el conjunto que entrena Mané mantiene intactas sus opciones de ascenso a Primera. Las rotaciones introducidas por el técnico para alternar ambas competiciones le han permitido mantener la frescura del conjunto, con el único bajón del encuentro ante Las Palmas, donde cayeron derrotados 4-0 tras las celebraciones realizadas tras la sorpresa del Santiago Bernabeu.
El emparejamiento con el Deportivo fue acogido con frialdad por el Deportivo. Hasta entonces, los dirigentes del club pensaban de una forma más economicista, en previsión del final del sueño. Deseaban al Barcelona, lo que llenaría nuevamente Mendizorroza y procedería a una recaudación importante para el club. Ahora, sin perder la humildad, el Alavés no renuncia a nada. Le resta un paso para alcanzar una final que podría situarle en Europa, incluso perdiendo.
El sueño continúa y Vitoria lo celebró en la calle. Seis décadas después, el Alavés alcanzaba una semifinal, tras una treayectoria intachable en la Copa. Mañana espera al sorteo de las semifinales y que su resultado le permita mantener la ilusión.
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