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JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

Se agranda el desastre

La organización suspende el eslalon de la combinada y el gigante 'snowboard'

Los Juegos de Nagano continúan de tormenta. El desastre se agranda con el paso de los días. Si en el primero hubo una suspensión, la del descenso masculino de esquí, en el segundo llegaron dos, la del eslalon también masculino de la combinada, y la del gigante femenino de snowboard. La maldición de Hakuba, que suspendió también ayer los entrenamientos de saltos de la combinada nórdica, alcanzó otra zona, la del monte Yakebitai, en Yamanuchi. Esta vez fue por la imposibilidad de quitar la nieve caída para prepararlas pistas. Un fallo más, y esta vez completamente humano, en la escalada de tropiezos. Por todo ello, el desbarajuste en el calendario de pruebas es ya regular.El encargado del programa en el comité organizador (NAOC) no sabía ayer cómo disculparse en la segunda conferencia de prensa para anunciar los cambios. El tiempo se les ha ido y se les va de las manos, como se temía en una zona muy complicada meteorológicamente. Y sólo la paciencia japonesa resiste aún el monumental lío de entradas producido.

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El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, aún confía en la capacidad de los japoneses para encauzar lo ocurrido y recuerda que Sarajevo fue peor. Pero cabe recordar que su optimismo es casi ilimitado. Sólo tuvo miedo de que los Juegos de Atlanta se fueran al garete si hubiera estallado una segunda bomba. Antes, le pareció que momentos peores había superado el olimpismo.

Ahora, la bomba del tiempo es preocupante, pero es una realidad que hay muchos días aún para jugar con el calendario. Lo que sí se daña es el prestigio. Si una cosa buena tienen los Juegos de Invierno para situaciones de emergencia es que disfrutan de mucho margen de maniobra, al revés que los de verano. Realmente los 16 días de gloria, igualados en duración con los de verano, han sido y siguen siendo excesivos. Tanto tiempo sólo sirve para poder engordar aún el programa (incluso con peticiones exóticas de entrar, como el ciclocross), algo que no puede hacerse ya literalmente en los veraniegos. Y tantas fechas sirven también como un colchón considerable de días de reserva para las contingencias de todos los deportes de nieve.

La noche del domingo al lunes cayó tanta nieve que desbordó a los organizadores. Otro fallo, pero esta vez más humano que tecnológico. Bien les hubieran venido para la ocasión los grandes soldaditos de Sierra Nevada que prepararon las pistas de los Mundiales de 1996 con una calidad inmejorable y tras un trabajo inmenso. Aquí, ni 600 operarios en la pista del eslalon de Hakuba, ni otros 600 en la del monte Yakebitai dieron abasto. Y trabajaron desde las 5.30 de la mañana, como los españoles, que tal vez eran menos.

La sensación que hay en Nagano es que mucha tecnología, pero poca práctica. Y de seguir así las cosas, con tanta parafernalia como está montada para nada, los organizadores acabarán rememorando la frase de nuestro almirante Cervera, que no tenía en su época precisamente los mismos medios que aquí para luchar contra los elementos.

Hoy, en una jornada maratoniana, intentarán que se dispute en la pista 1 de Hakuba el aplazado eslalon de la combinada, en la que el austríaco Maier es el gran favorito, y en la 2, en el horario intermedio de las dos mangas del eslaIon, el ya programado previamente supergigante femenino. Será la primera oportunidad de ganar un oro para la alemana Katia Seizinger. Pero se sigue anunciando mal tiempo y cualquier cosa puede pasar. El descenso masculino se mantiene para mañana y el de la combinada se ha llevado ya al primer día que había libre, el jueves.

En cuanto al gigante femenino del snowboard lo han pasado a hoy, pero con dos horas y media sólo de margen en lugar de las cuatro previstas, para acabar cuanto antes y que no se estropee la pista si sigue nevando. Un tanto triste, porque los apuros parecen dar la sensación de que se quiere quitar la fiesta del medio. Y por mucho que se empeñe el NAOC, estos Juegos, como otros que pasaron a la historia por sus grandezas o miserias, van a recordarse ya por aquellos en que la naturaleza anunciada de un lugar muy complicado para la meteorología, pudo a la tecnología más punta.

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