"Ahora sé que debí haberle dejado cuando me, levantó la mano"
Patricia, la joven alcalaina apuñalada 10 veces por su ex novio paracaidista, reflexiona sobre lo ocurrido
Patricia (quien pide que se omita su apellido) ha tenido suerte en la desdicha. Esta semana ha podido ver por televisión desde su sofá, rodeada de la gente que la quiere, las imágenes de la manifesta ación contra los malos tratos a mujeres que reunió en Madrid a un millar de personas el jueves y las concentraciones para guardar un minuto de silencio por la misma causa convocadas en varios municipios. Esta alcalaína de 19 años, aún convaleciente de las 10 cuchilladas que le asestó su novio el pasado 18 de enero, engrosará la cifra de españolas que sufren malos tratos. En 1997, alrededor de 350 mujeres sufrieron lesiones graves causadas por sus compañeros; 75 murieron por esas agresiones. Patricia, al menos, puede contarlo.Su ex novio, José González, de 24 años y cabo de la brigada paracaidista, intentó matarla en un parque cercano a los domicilios familiares de ambos, en un barrio de pisos militares de Alcalá. Una de las cuchilladas le segó los tendones de la mano izquierda y las otras nueve las tiene repartidas por distintas partes del cuerpo.
Tras llamar a una ambulancia, el hombre se entregó en su cuartel. Ahora está en una cárcel militar acusado de intento de homicidio.
Patricia fue dada de alta 13 días después de la brutal agresión y ahora espera recuperarse para volver a clase. Quiere ser azafata de congresos, le gusta hablar con la gente y viajar. Accedió a esta entrevista para que su caso abra los ojos a otras mujeres. Recibe a EL PAÍS en su casa y es su padre, oficial del Ejército del Aire y técnico aeronáutico, quien abre la puerta. Ella aún no camina bien. Tiene un brazo vendado, secuela de una puñalada, y debe ir a rehabilitación y al psicólogo. Pese a todo sonríe.
Pregunta. ¿Qué pasó aquella noche?
Respuesta. Acabábamos de dejarlo. Lo decidió él, siempre quería dejarlo. Decía que no quería una relación seria, pero luego subía a casa de mis padres. Yo fui a su casa, a llevarle una cámara de fotos. Discutimos un poco. Le tiré una cadena que me había regalado y me fui de allí. Volví a mi casa a por dinero y bajé a por tabaco. El me llamaba desde su balcón, pero yo no le hacía caso. Cuando salí de comprar los cigarrillos, él estaba en el parque. Me preguntó por qué le había tirado la cadena y le dije que él sabría. Sacó el machete y se intentó cortar las venas. Le pregunté que qué hacía y me hizo burlas. Me cogió del cuello e intentó ahogarme, y, como no podía, empezó con el machete. Vi que no me podía escapar de él y me hice la muerta. Entonces se fue.
["Pensamos que fue un ataque de locura", tercia el padre: "Todos hemos tenido novia, algún ligue, y como máximo, no sé, te puedes enfadar y darle un guantazo. Como mucho. Pero esto..."]
P. ¿Le había pegado otras veces?
R. Sí. La primera vez me dejo el labio bastante mal, la segunda no fue tanto, pero me dejó también señal.
["Nosotros quizás pecamos de... llámele nobles, o tontos. Deberíamos haber dado parte. A él, después de aquello, le eché una bronca. Me dijo que no lo volvería a hacen Yo le había abierto mi casa", añade el progenitor"]
P. ¿Por qué siguió con su novio si le pegaba?
R. Porque no era una relación en la que me pegara por norma.
P. La golpeó dos veces en los ocho meses que duró la pareja.
R. Sí. No sé en qué pensaba yo entonces. Yo no era yo, vivía para él, no para mí. Estaba muy enamorada o muy obsesionada, es que ya no lo sé...
P. Después de haber estado a punto de morir, ¿qué piensa?
R. La primera vez que me pegó le tenía que haber dejado. Mis amigas me decían: "Si te ha pegado una vez, te pegará más". Yo le protegía, decía que iba a cambiar. Y mira.
P.¿Cómo se plantea ahora una futura relación de pareja?
R. Iré con más cuidado. He aprendido a hacerme más de valer, a no entregarme tanto. Pero no me cierro en banda, tengo 19 años. Eso sí, no pienso consentir ni el primer grito.
P. ¿Qué espera de la justicia?
R. Que él esté en la cárcel el mayor tiempo posible, aunque sé que al arrepentirse, lo atenúa.
P. ¿Estamos ante delitos individuales o ante un problema social?
R. Un problema social. Las mujeres se infravaloran demasiado y ellos se creen que somos de su propiedad. Él era ciento por ciento machista. No me decía nada directamente, siempre bromas, que si la fregona... Yo no me daba cuenta. Luego sí. Al pensarlo he visto que él no quería que fuese azafata, ni que me pintase...
P. ¿Se podrían erradicar los malos tratos con medidas sociales como la educación para la igualdad?
R. Es muy difícil. Cada relación es un mundo, y la mujer puede hablar o callar. Mire mi caso: hasta que no ha pasado algo gordo...
P. ¿Qué le diría a las mujeres maltratadas que callan?
R. Que al primer punto de agresividad, se impongan o se vayan. Él no va a cambiar
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