Sampras se va de Flinders Park con silbidos
El número uno mundial perdió con Kucera y abrió más el cuadro a Berasategui
Una enorme detepción embargó ayer la pista central de Flinders Park, en Melbourne. Pete Sampras, el número uno mundial, perdió frente al eslovaco Karol Kucera y abandonó la pista cabizbajo y entre los silbidos de un público que siempre le había sido fiel y que se negaba a aceptar la situación. Sampras jugó un mal partido. Estuvo incluso lamentable en algunos momentos y perdió por 6-4, 6-2, 6-7 (5-7), 6-3. Kucera, 20º mundial, hizo feliz a un mítico jugador que ahora ejerce como su entrenador, el checo Miloslav Mecir, el gran gato. Kucera jugará los cuartos de final ante el checo Petr Korda, sexto cabeza de serie, que ayer apeó del torneo al sueco Jonas Bjorkman tras salvar una desventaja de dos mangas a cero.
La sorpresa fue realmente brutal, puesto que hasta ayer el norteamericano no había perdido todavía ninguna manga y sólo había cedido una vez su servicio en los cuatro partidos precedentes. Sin embargo, ayer cedió de forma indigna para un campeón las dos primeras mangas y se salvó de una auténtica debacle porque se anotó la tercera manga en el desempate. A lo largo del partido, Sampras cometió 46 errores no forzados y perdió su saque siete veces. Kucera, en cambio, alcanzó algunas bolas imposibles y concretó algunos puntos soberbios en su camino hacia la victoria.
Cuando Sampras intentó reaccionar era ya demasiado tarde. Hacía demasiado rato que todo le salía mal. Y el eslovaco, en cambio, multiplicaba sus proezas con la agilidad de un gato. Entre los múltiples comentaristas que siguen el Open de Australia, sólo uno había presagiado que algo raro podía suceder con Sampras. "Le veo algo cansado", había comentado John McEnroe en la cadena de televisión Seven Sports. Y acertó. El principal problema de Sampras fue su falta de movilidad, uno de los aspectos que más ha cuidado siempre en su juego. El número uno, que pretende igualar los 12 títulos del Grand Slam de Roy Emerson, estuvo lento y poco intuitivo.
Kucera, en cambio, prosiguió la marcha triunfal que marca su camino desde que llegó a Australia a principios de este mes de enero. Ganó la Copa Hopman perdiendo sólo frente a Patrick Rafter y se impuso en el torneo de Sidney. Dotado de una gran corpulencia y de un gran revés a dos manos -muy parecido al de Mecir-, Kucera se dedicó durante todo el partido a minar la resistencia de Sampras, a quien ya ganó un set en el pasado Wimbledon. Mientras el americano intentaba recuperar la efectividad de su primer servicio -entró sólo el 57%-, Kucera le machacaba con el resto. Y cuando llegó el momento de la decisión, en el cuarto set, no le tembló el pulso. Se adelantó con 4-2 y 5-3, y resolvió con su saque.
Sin Sampras en el horizonte cualquiera de los seis jugadores que permanecen en el cuadro aspira ahora a ganar el torneo. La situación ha dado un vuelco espectacular para todos ellos y también, lógicamente, para el español Alberto Berasategui.
Berasategui, ante Ríos
El vasco debía enfrentarse la pasada madrugada al chileno Marcelo Ríos, su principal obstáculo hacia la final. Hasta ayer se habían encontrado siete veces, con ventaja de 4-3 para el español. "Ríos es imprevisible. Maneja la raqueta con gran habilidad, pero no le gusta correr", señaló Berasategui. El español llega a los cuartos de final avalado por dos victorias sustanciales: contra Rafter y ante Agassi. "Alberto tiene el golpe de derecha más destructor del circuito. Es un arma tan pesada que cuando él domina no hay opción", comentó Agassi tras su derrota.
Kucera y Korda protagonizarán una de las semifinales. La otra saldrá de los partidos Escudé-Kiefer y Ríos-Berasategui. Para el vasco es una excelente ocasión para convertirse en el primer español que gana en Australia. Sin embargo, los cinco jugadores restantes piensan exactamente lo mismo.
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