Carta abierta al señor alcalde de Madrid

Respetado señor alcalde:El pasado día 13 de enero, como a diario hago, estacioné mi automóvil junto al apeadero de ferrocarril de Aravaca con el fin de dirigirme en tren a mi trabajo en Madrid. Debido a razones de premura de tiempo, aparqué mi vehículo en lugar prohibido, con el desagradable desenlace de que, a mi regreso, había sido retirado por la grúa; hube de ir a recuperarlo a los depósitos municipales de Alfonso XIII y abonar la nada desdeñable cantidad de 18.000 pesetas, ello sumado a la consiguiente pérdida de tiempo y gastos añadidos.Admitiendo mi culpa, por la infracción cometida, entiendo abusiva y discriminatoria la actuación de la empresa concesionaria de la grúa y excesiva la sanción gubernativa correspondiente, toda vez que mi coche en absoluto interrumpía el tráfico, razón ésta primordial para la retirada de vehículos.

Al hilo de este desagradable incidente, para el cual los responsables de tráfico del Ayuntamiento de su presidencia siempre encontrarán justificación legal, quiero hacer las siguientes reflexiones:

El hecho contradice notoriamente la política enunciada por su Administración para fomentar la utilización de los transportes públicos por los madrileños. En último término habría de considerar ésta de incongruente, al ser insuficientes los llamados aparcamientos disuasorios".

Aun considerando legal la actuación de la grúa en el presente caso, cosa que me cuesta trabajo admitir, quiero protestar enérgicarnebte por la discriminación que padecemos los vecinos de Aravaca, ya que, a las múltiples carencias que padecemos, hemos de sumar la falta de un depósito para vehículos retirados:

Es evidente que situaciones como la presente contribuyen de forma decidida a fomentar las viejas aspiraciones de gran parte de los residentes en Aravaca en pro de una segregación municipal-