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Entrevista:GOLF

''Estoy encantado conmigo mismo''

, José María Olazábal, 31 años, nació en medio de un campo de golf, en una casa con una ventana al green del 9 y otra al tee del uno. En la primera planta, los cuartos de caddies, el taller y el material. Su abuelo era colono de las tierras donde se construyó el campo de Jaizkibel y, como compensación sus herederos entraron a trabajar de cuidadores, con derecho a vivienda. Uno de los mejores golfistas del mundo vive ahora a 500 metros de donde nací, en las faldas de Jaizkibel, en Hondarribia, junto al aeropuerto, entre San Sebastián y Francia, aún con su familia. Con su madre, que cocina como nadie. Practica el deporte más cosmopolita, pero su recorrido vital no le ha alejado de sus raíces más de ese medio kilómetro. Olazábal es un hombre apegado a la tierra, a la caza, al campo y al mar. En esa casa pasa sus vacaciones, es decir, el mes de diciembre y parte de enero y, casi siempre, este año no, cazando. Hace sólo un año y medio habría sido imposible hablar con él. Estaba sumido en la enfermedad, el dolor y la depresión. Pero ahora no sólo es capaz de recibir al periodista en el club de golf al que va a entrenarse todas las mañanas, también se queda tres horas de charla tranquila, sin prisas, y hasta es posible oírle decir de entrada: "Estoy encantado conmigo mismo".Pregunta. En 1995 usted defendió su Masters cojeando tremendamente, siempre unos pasos por detrás de su pareja de juego. ¿Cómo se sentía en aquellos momentos?

Respuesta: Lo llevaba muy mal. No tanto porque los otros fueran más rápidos, sino porque veía que tenía algo raro y eso afectaba al juego. Empezaba bien las vueltas, podía llevar a la mitad dos o tres bajo par, pero lo perdía todo al final.

P: Entonces, al comienzo, el dolor era más psíquico que físico.

R: Sí, anímicamente era mucho más duro, pero al final el dolor se fue haciendo más pronunciado, ymás y más.

P: Hasta que, a mediados de año, decidió dejar de jugar.

R: El dolor era tan intenso que no podía seguir jugando.

P: Fueron 18 meses de calvario. ¿Echa la vista atrás y recuerda aquellos momentos?

R: Durante la temporada. muchas veces he echado la vista atrás. Y lo veo todo desde otro punto de vista. Recuerdo los momentos malos que he pasado, pero se hacen más especiales en esos momentos, en los que vuelvo a triunfar o a recuperar esos sentimientos dentro de un campo de golf.

P: Usted cambió mucho. Hasta lloró un par de veces en público.

R: Sí... (pausa) En el green del 18 en Canarias... (pausa). Hombre, hay otros momentos, pero el más especial fue ese. Ya lo sabéis todos. Era el tercer torneo de la temporada y llegar al hoyo 18 con un margen considerable... Te da tiempo a pensar. Eso es lo malo ,que tiene este deporte, que tienes mucho tiempo para pensar entre golpe y golpe, y durante esos minutos me vinieron a la cabeza los momentos que pasé muy malos, en los que muchas veces pensé no solamente que no podía volver a jugar al golf, sino que tenía serias dudas de cuál podría ser mi calidad de vida. Y encontrarte otra vez en esa situación, y ganar... es muy especial.

P: Y también en la Ryder.

R: Sí, la situación fue muy similar a la de Canarias. Había tenido que decir que no a la edición anterior y tenía ese sentimiento, ese recuerdo, de aquel momento en que creía que podía aportar algo al equipo y no lo podía hacer. Y en esta Ryder Cup, otra Vez la vuelta a una situación que es más o menos la habitual, en la que respondí bien, a pesar del final agridulce que tuve con Lee Jantzen. Ganamos la Copa, pero el hecho de que se me ,escapase ese punto me dejó mal sabor de boca. Pero a pesar de todo, lo que importa durante esa semana es la victoria del equipo, es lo que se consiguió y en ese momento otra vez afloraron esos entimientos. Así que me quedé sin palabras, un poco compungido, y me salieron algunas lágrimas también.

P: ¿Qué recuerdos tiene de los días de lesión?

R: Las cosas se ven de forma diferente cuando estás en esa situación y ahora que la has pasado. Durante los 18 meses esos lo pasé muy mal, la situación fue, francamente, muy muy crítica. La gente no sabía lo que, tenía y yo mismo, pues eso. El deterioro fisico era cada vez mayor, el dolor era cada vez más insoportable, y todo eso me hizo ver las cosas muy negras. Llegué a pensar en muchos momentos en que no solamente no podría volver a jugar al golf, sino que quizás no podría volver a andar otra vez. Y eso no es una perspectiva muy muy halagüeña que digamos. Hubo momentos en los que lo pasé muy mal. Son momentos, porque siempre procuré darles la vuelta, decirme bueno, vamos a afrontar la situación, a ser positivos, a no perder la esperanza. Intenté sobrevivir y llevarlo lo mejor posible. ¿Ahora cómo lo veo? Ahora lo veo de otra manera. Veo que ha sido una fase negra de mi vida, pero que la he solventado, gracias a Dios, y que la vida vuelve a la normalidad.

P: Entonces, habrá sacado algo positivo de ellos.

R: Sí. Ves las cosas de otra manera. Aprecias cosas que cuando estás bien las consideras prácticamente..., las das por obligatorias. El hecho de levantarte por la mañana ir al servico, limpiarte los dientes y hacerte la cama, pues, una cosa cotidiana y normal... Aprecias esas cosas. El hecho de salir al campo de 'golf y disfrutar... No solamente del juego que estás realizando, sino de lo que tienes alrededor, ¿no? Aprecias mucho más las pequeñas cosas.

P: Se le diagnosticó artritis reumática, una enfermedad degenerativa, casi sin cura, y, sin embargo, un médico alemán vio otra lesión, de tipo ortopédico. ¿Cambió ahí su vida?

R: Se me abrió la puerta a la esperanza cuando él dijo que no era una artritis reumática. Si eso es verdad, me dije, hay cura. Pero no quise echar las campanas a vuelo. No quería ser optimista y esperé mucho tiempo antes de decir que la cosa iba por buen camino, que iba a salir del agujero.

P: En estos casos de recuperación y superación de la enfermedad, siempre se habla de la fuerza de voluntad como motor. ¿Fue ése, también, su mérito? R: El mérito fue soportar los ejercicios físicos de recuperación el no tirar la toalla mantener el mismo ritmo de trabajo. Y para ello tienes que estar predispuesto mentalmente, ver una salida. Eso es más imporante que la volunad. (Interviene su nánager, Sergio Gómez: 'Nada más verle, el médico le fijo: esto se va a cuaderno, no sé si vas a soportar el tratamiento. La cara de Txema en los ejercicios era una pura máscara de dolor') Ahora hago ejercicios para mantener el tono muscular y mejorarlo. Lo que se produjo fue un deterioro físico de la estructura muscular. Todo degeneró y recuperarlo es un trabajo muy duro. Perder, se pierde todo muy rápidamente, pero en recuperarlo se tarda mucho más. No olvidéis que estuve 18 meses en la cama, todo era una serie de atrofias.

P: ¿No sigue más tratamiento?

R: Están las inyecciones, pero hace tiempo que no me las pongo. Son de homeopatía, de extracto de abeja o así. (Nuevamente Sergio Gómez: 'Le clavan en la espalda, cerca de la columna, 18 agujas, como si fueran de acupuntura, y le inyectan el líquido por ahí. Y también en las articulaciones de los pies').

P: ¿Y ahora cómo está?

R: Progreso lentamente. No estoy al 100%, pero cada vez son menores las molestias. Es un dolor en algunos metatarsianos de los pies, discontinuas y puntuales. Si salgo a jugar, no hay problemas en los primeros hoyos. Sólo al final siento algunos picotazos, pero nada más.

P: ¿Cómo le ha ido en 1997?

R: Ha habido de todo. El único punto gris o negro fue quizás entre el Open Británico y el PGA. El juego no estuvo acorde con el resto de la temporada. Ese fue el peor momento en cuanto a juego. El comienzo fue totalmente anormal. Después de estar 18 meses sin competir en ningún momento pensé que podría volver a ese nivel. Y luego, se mantuvo ese nivel, con el punto gris de esas cuatro 0 cinco semanas y luego el final bien otra vez. En general, un año muy bueno, con la victoria de Canarias y con la Ryder CuP.

P: ¿Por qué el bajón?

R: No hay ninguna explicación. Es difícil decir. No sé, al comienzo, después de salir de la lesión, quiera o no, no hay presión. Después de estar tanto tiempo apartado de la competición, sales al campo y juegas con total tranquilidad, relajado: si salen las cosas bien, bien, si no, no pasa nada. Después, a medida que van pasando las semanas, si los resultados son buenos, hay, quizás, un cambio de mentalidad. Los objetivos son diferentes. Y quizás haya sido ése el motivo.

P: ¿Qué es el golf? ¿Un campo de relaciones sociales, como los torneos que se juegan en España, o un deporte apasionante, como lo que se ve en la Ryder?

R: Por desgracia en España es eso, pero, gracias a Dios, en muchos países es lo que se vio en la Ryder.

P: ¿Puede en España ser así?

R: Tiene que haber un cambio sustancial. Un cambio drástico en la mentalidad de la mayoría de la gente.

P: ¿La federación no ha aprovechado el impacto de a Ryder de Valderrama?

R: Nos haría falta eso, sacarle más provecho al hecho de que se jugara en España y de que se haya podido ver lo que aporta el golf. Si no se aprovecha, me parecería una desgracia.

P: ¿Se ha perdido la oportunidad?

R: Se está pasando...

P: Ya tiene 31 años. ¿Han llegado los años de madurez o va a seguir creciendo?

R: Según todas las estadísticas y según la experiencia que tengo, la década que va de los 30 hasta los 40 es la mejor edad para jugar a golf. Si yo tuviese a los 21 años toda la experiencia que tengo ahora, mejor, pero como no puedeser... Es todo un proceso que hay que vivir. Sí, me considero ya en la madurez del golf y a ver qué somos capaces de hacer. Yo quiero ganar cuantos más torneos y cuantos más grandes pueda.

P: ¿Ganará usted antes su segundo grande o Ignacio Garrido su primero?

R: No lo sé. Es muy difícil contestar a esa pregunta. Mejor lo dejamos en el aire. La respuesta la tiene el tiempo.

P: De poder elegir, ¿preferiría una segunda chaqueta verde o un Open Británico?

R: De los dos, el Británico, me quedo con él, sin lugar a dudas.

P: Si el circuito europeo sigue tan pobre y todos los golfistas acaban emigrando, a lo mejor dentro de 10 anos sólo se juega al estilo americano. ¿Es preocupante?

R: Lo que está claro es que el futuro no es muy halagüeño en Europa. Habría que enfocar este circuito desde otro punto de vista. Hubo un momento en que se buscó más la cantidad de torneos y no tanto la calidad y por ese motivo hemos perdido muchos sponsors. También está el que los derechos de televisión los tenga un canal de pago, lo que dificulta que, por ejemplo, los promotores de muchos torneos saquen jugo al dinero que invierten. Si en vez de verlo equis millones, lo va a ver un grupo más reducido, el sponsor acaba diciendo que no le interesa. Y luego está el problema de las instalaciones. En un torneo tienes el campo de golf, que puede estar mejor o peor, pero más o menos se tendría que intentar que estuvieran mejor de lo que están, y otras cosas necesarias para que los jugadores se encuentren más a gusto. Siempre estamos luchando para que los vestuarios estén en buenas condiciones, que sean amplios, que tengamos una zona donde los jugadores podamos comer tranquilamente sin tener que molestar a los socios del club ni que los socios del club, cuando estemos comiendo nosotros, vengan y te estén pidiendo autógrafos y eso. Es decir, tener unos momentos y unos lugares de tranquilidad, donde puedas estar tú solo, con tu amigo o con tu persona más allegada. Es una combinación de esas tres cosas lo que hace que los jugadores, o algunos por lo menos, estemos disgustados en este momento.

P: ¿Piensa inscribirse en el circuito americano?

R: No, de momento, no. El 98 haré una temporada normal aquí y veremos a ver cómo se van desarrollando las cosas, a ver si empieza a haber muestras de que el circuito europeo, o la PGA, hace un esfuerzo para mejorar esos puntos, y si fuese así el caso no habría necesidad de ir a Estados Unidos.

P: En Estados Unidos esta temporada pasada habría ganado tres veces más.

R: En el 94 ya dije que me podría ir a Estados Unidos porque pensaba que era la mejor opción. En estos momentos sigue siendo la mejor opción. Eso es así de claro. Cuando el señor Ken Schofield (presidente de la PGA Europea) dice que no se puede hacer un circuito mundial, pero de repente nos pone torneos en Thailandia, en Australia y en Suráfrica, pues, -hombre, se contradice él- mismo. Lo que tendríamos que hacer de verdad es reforzar los torneos que tenemos en Europa, aunque el calendario sea más reducido, por una serie de circunstancias que son inevitables. Las condiciones climatológicas no te permiten jugar en marzo en Inglaterra o Escocia o Alemania, tienes que jugar en el sur de Europa; y tienes que acabar más o menos pronto, porque cuando se juega, por ejemplo, la Dunhill Cup en Escocia en octubre, te puede hacer un frío allí que no hay ser humano que pueda jugar al golf. Ese es el pecado capital, el no reducir los torneos, hacerlos de verdad sólidos, grandes, con buenos sponsors, ésa es la clave.

P: ¿Si la PGA es la asociación de jugadores, por qué ustedes no tienen poder de decisión? Si los grandes europeos se pusieran de .acuerdo, no habría torneo que funcionara, no habría patrocinadores.

R: Eso es, ahí está el quid de la cuestión. Pero, ¿qué vamos a hacer? ¿Nos vamos todos y vemos qué ocurre? Tampoco queremos que desaparezca el circuito europeo... Es así. Si, por ejemplo, los 15 o 20 mejores de Europa decidimos coger las maletas e irnos a Estados Unidos, creo seriamente que el circuito europeo lo pasaría mal. Pero somos de aquí también, no queremos tirar la casa donde vivimos, destrozar un circuito en el que has nacido y desarrollas tu vida. Yo prefiero jugar en Europa que tener que irme a Estados Unidos a jugar. Eso lo tengo clarísimo. Y por eso recapacitas un par de veces y decides aguantar a ver si mejoran las cosas. Pero a mí me encantaría que el circuito europeo fuese mucho más sólido, con mayor dotación de premios, con mejores instalaciones, donde sponsors y jugadores estuviesen más a gusto, estaría encantado.

P: En el fondo, ustedes son víctima dé un chantaje sentimental...

R: De alguna manera, sí. No es que el chantaje te lo haga nadie, te lo haces tú a ti mismo. Pero es así. Si me dan a elegir, yo me quedo en Europa,. pero también tengo que ver en qué condiciones. Es un tira y afloja que siempre está ahí, que mantenemos para estar mejor en Europa y no tener siquiera la tentación de emigrar.

P: En el 98 se inaugura un circuito mundial, con cuatro torneos muy bien pagados en los que sólo participarán los mejores. ¿Puede ser un intento de cerrar la boca con dinero a los descontentos?

R: De alguna manera yo creo que sí, pero, desde luego, ésa no es la idea que tengo yo de Un circuito mundial. Lo que tiene que ocurrir al final es que sean los propios jugadores los que de verdad controlen el circuito. Es decir, lo que ocurre en la ATP (tenistas). Los propios jugadores controlando un circuito mundial. De hecho, hay una idea que, si Dios quiere, a ver si sigue adelante con el apoyo de unos cuantos jugadores bastante importantes. Si sigue lanzado, algún día habrá

un circuito mundial en toda regla.

P: Y un sindicato, el que están montando. ¿Cómo va?

R: Está bien. Poco a poco se siguen adhiriendo más jugadores (actualmente hay unos 250 afiliados, 97 de ellos norteamericanos). La idea está muy bien trabajada y muy bien pensada. Ahora lo que hace falta es ponerla en práctica. Pero la solución del golf pasa por un circuito mundial en el que al sponsor se le ofrece televisión a nivel mundial y con el mismo coste de torneos. Las situaciones serán tensas porque hay una separación. Hay ideas nuevas y gente que las apoya y gente que apoya las anteriores, y eso genera tensiones.

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