El Valencia vuelve a las andadas
El Tenerife vence en Mestalla después de 10 jornadas sin ganar
De golpe, el Tenerife se liberó de una larga lista de maleficios que lo perseguían: no había vencido en los últimos 10 partidos; no había ganado en Mestalla en sus nueve visitas de Liga; no vencía desde que Artur Jorge se había sentado en el banquillo; no se había entrenado Domingos como goleador. Todo cambió ayer en Mestalla, ante un Valencia que evidenció su falta de creatividad el día en que Burrito Ortega estaba, incomprensiblemente, de vacaciones alargadas por el técnico, Claudio Ranieri. El Tenerife se conformaba con poco, quizá un empate, pero se topó de pronto con la victoria por la desconcentración del Valencia, que se marchó del partido en los momentos menos indicados. El Valencia se fue del choque, es cierto, pero el rumano llie, en su debú de media hora con su nuevo equipo, ni siquiera entró, con una abstinencia absoluta en el juego que destapa la estulticia de la ausencia de Ortega.El Valencia inició el año como lo terminó: practicando un fútbol de pase largo y de miras cortas, con aspecto de equipo armado pero exento de calidad. Con una excesiva dependencia de la velocidad supersónica del Piojo López, que regresó de las Navidades con la armadura desajustada, desprovisto de esa armonía que lo convirtió en el hombre más desequilibrante del Valencia antes de vacaciones. Para exasperación de la hinchada, volvió el Piojo de la carrera loca y el centro extraviado.
Todo ello ante un Tenerife ciertamente desenfocado. Incapaz de resolver a qué carta jugársela: si bien Artur Jorge plantó de inicio una defensa escasa (tres hombres), se trataba tan sólo de una ilusión óptica., En. realidad, defendían, como mínimo, cinco, con el sacrificio de los interiores: Slovac y Felipe, que fueron avasallados por sus pares, especialmente Felipe, que sucumbió a la juventud y la potencia de Angulo. Ésta es una buena noticia para el Valencia, Angulo, un delantero reconvertido en interior que le aporta frescura a un conjunto amenazado por los años. Precisamente de Angulo nació el gol del Valencia. De su capacidad para abrir la cancha en una Jugada trenzada del equipo de Ranieri. La única en la primera parte. El Tenerife, ni eso.
Obtuvo el premio el Valencia y se echó a dormir tras el descanso. Un fugaz instante de relajación que aprovechó Robaina para tirar de su facilidad en el regate, buscar una pierna entre el bosque defensivo local y hallarla en Angloma, que picó el anzuelo.
Tras el empate, el Tenerife no ocultó sus intenciones: se parapetó en torno a Ojeda y propuso un juego trabado que causó magulladuras y contusiones varias. Con la excepción de Kodro, quien, reanimado tras el gol, recobró la maestría en el remate que exhibió otros años. El Valencia, por su parte, adquirió una actitud muy dominante, superior a su rival tanto mental como físicamente. En este sentido al mando se puso Mendieta, con un despliegue exuberante de condiciones físicas. Por deseo y actitud, el Valencia acumulaba méritos, pero carecía de las moléculas de calidad necesarias para ello. Ausente el Burrito Ortega, Ranierí recurrió a llie, que no dio señales de vida por ninguna parte. Se supone que deberá atravesar el túnel de la adaptación desde la débil liga turca de la que procedía.
Sí las ofreció Domingos, el delantero portugués, que tuvo que recular hasta la posición de interior para estrenarse como goleador en la Liga española. Fue una internada limpia por la izquierda que resolvió con un disparo cruzado y raso. Un disparo preciso y liberador que rompía una racha catastrófica de un equipo con jugadores muy por encima de su clasificación.
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