_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Polvo de estrellas

Anoche, la Liga recuperó todos sus recursos escénicos: su pulso irregular, sus misteriosos mecanismos de resolución, su corte de figuras y figurones: jugadores explosivos y frágiles, patanes disfrazados de comendador, histriones que se hacen pasar por árbitros y náufragos que se hacen pasar por entrenadores.En la cabecera de, la tabla, confuso como un amnésico el Barcelona de Van Gaal continuará buscando desesperadamente una nueva identidad. Ha pasado por la dura experiencia de repetir en dos años un mismo error de principiante: primero despidió a Johan CruyfF, con lo que renunció a su propia escuela; después dejó escapar al conejo Ronaldo, con lo que cedió su antigua patente de dueño del crack. La secuencia fue ésta: destituyó al alquimista, renunció a su fórmula, contrató a un mago y le permitió que desapareciera en una confusa maniobra de prestidigitación. ¿Cómo se explica esa tozuda propensión auto destructiva? ¿Será, como pretenden algunos críticos del barcelonismo, que, por algún resabio victimista, el club se siente más cómodo lamentando que celebrando? Quienes conocen los entresijos de la negociación con Ronaldo dicen. que a Núñez le perdió su tendencia casi patológica de enredar a última hora. Esta vez, cambiar una coma o tachar algún cero le costó perder al hombre del año, En el caso de Cruyff se limitó a elegir mal: en lugar de retener al Gran Capitán, prefirió ahorrarse sus cuentas. Empieza el año tal como empezó la temporada: sacudiéndose sus fantasmas y tratando de hacer de nuevo un autorretrato.

También el Madrid está urgentemente obligado a salir de dudas. Al final del trimestre dio una sospechosa sensación de agotamiento. Llevaba un mes jugando con el piloto de la reserva encendido y, quizá angustiado por el descubrimiento de su flaqueza, dejó en los espectadores una opresiva sugestión de esfuerzo mal retribuido. Su balance fue contradictorio: a ratos ganó bien, y a ratos hizo un fútbol sudoroso y previsible. Los cronistas han dicho que necesita recalificar su sistema defensivo: con Capello era un cuerpo romo, pero impermeable; como Heynckes le ha dado la vuelta a la paradoja: mayor pegada, pero mandíbula de algodón. Para remediar el problema ha contratado a Karembeu, el mentón más cuadrado del fútbol mundial y al brasileño Savio, un zurdo de cristal que tiene una ganzúa en la bota. Debe darse prisa: el cielo no puede esperar.

Por detrás, reforzada en su fútbol disciplinario, la Real neogermánica de Krauss quiere añadir nuevos remaches de acero a su chupa claveteada. El Celta de Jabo Irureta, uno de los equipos mejor armados de la primera vuelta, tendrá que renovar a diario el pequeño milagro de su juego redondo, organizado en conexiones y engranajes, por el que la pelota pasa como por una cinta sin fin.

Al norte, el Athletic de Bilbao prepara su centenario con el temblor de un principiante. Cumplirá un siglo bajo la mirada doblemente amiga de quienes compartieron su fútbol desde San Mamés y de quienes en la distancia lo consideraron su segundo equipo. Hoy tiene todo lo que hace falta para convertir a un aspirante en un campeón: un entrenador inconformista y atrevido capaz de hacer un trasplante de corazón a sus jugadores, y el sentimiento de que no sólo representa a una ciudad; sobre todo representa un estilo.

El Atlético, en fin, tendrá que repasarse el traje. Puesto que Antic nunca da puntadas sin hilo, deberá revisar el mando de las operaciones en el centro del campo, porque el equipo necesita consolidar su sistema y estabilizar su juego.

A corta distancia, José Antonio Camacho volverá a hacer un máster en afonía y megafonía.

Hasta aquí, lo poco que sabemos. Todo lo demás es polvo de estrellas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_