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¿Un clónico de Induráin?

Para su compañero de Telekom Erik Zabelk, el mejor sprinter del Tour, Jan Ullrich es "la copia perfecta de Miguel Induráin", mientras Bernard Hinaut fue de los primeros en constatar: "Lo tiene todo. No hay nadie con su potencia física. Tiene la tranquilidad y una mayor voluntad de superarse a sí mismo y de sufrimiento que todos los demás. Ganará el Tour cinco o seis veces". Todos le comparan con el ganador de los cinco Tour, aunque, a primera vista, el ciclista pelirrojo, con 183 centímetros de altura y 73 kilos de peso ideal, más bajo y ligero que Induráin, no se parece en nada al navarro.No obstante, el pasado 15 de julio, Ullrich conquistó el maillot amarillo en Andorra al más puro estilo Induráin, acelerando irresistiblemente en la montaña, sin levantarse del sillín y dejando clavados a sus competidores. Tres días más tarde, despejó las últimas dudas y arrasó en la contrarreloj de Saint-Étienne, sacándole más de tres minutos de ventaja a Richard Virenque, su competidor más inmediato. Pero lejos de querer apuntarse todo el mérito, prefiere buscar las razones del primer triunfo alemán en un Tour al trabajo de su equipo, que la pasada temporada ha cosechado más de 60 victorias: "En Alemania no hay tanta afición como en Italia o España. Antes, los buenos ciclistas alemanes corrían en equipos extranjeros y sólo desde hace unos años existe un equipo con una organización profesional como es Telelkom. Y ahora estamos recogiendo los frutos".

Ullrich nació en 1973, en la parte ex socialista de Alemania. Fue educado por su madre y, como supo el diario sensacionalista Bild, no vio a su padre durante 12 años. Pero en su vida no faltan las figuras paternales, como su entrenador de siempre Peter Becker o su compañero danés Bjarne Riis, diez años mayor que él, que le aconseja en todo. Ganó su primera carrera a los nueve años, y en 1987 ingresó en la escuela deportiva de élite de Berlín Este. Según confió al diario muniqués Süddeutsche Zeitung, estos "cuatro años me dejaron marcado. En la RDA, de 50 deportistas se seleccionó a dos, pero primero se apoyó a los 50. Pudimos conjugar perfectamente el colegio y el deporte, me pude ir de casa pronto, hacerme más independiente y progresar como persona. Para mí, todo fueron ventajas". Según Becker, la férrea disciplina y los valores inculcados por el régimen de la RDA le protegen de la vanidad. Después de llegar a lo más alto como aficionado, en 1995 se hizo profesional con el equipo Telekom de Bonn, dirigido por el belga Walter Godefroot. En 1996, Ullrich acabó segundo en su primer Tour, donde hizo de gregario de lujo de Riis. Tras su victoria en 1997, pasó de cobrar unos 600.000 marcos (unos 50 millones de pesetas) al año a triplicar esta suma, sin contar los contratos publicitarios con empresas como Adidas, Tag-Heuer o Nestlé.

A este precio, los cinco sentidos responden a un plan de entrenamiento. El paisaje: "Durante los entrenamientos, a veces miro, pero en competición no se ve nada, estás controlando todo el rato". La música: "Me gusta de todo. Cuando me encuentro en una fase de relajación, oigo música relajante, clásica, por ejemplo. Cuando me entreno, oigo tecno". La lectura: "Sí, leo, pero libros no; prefiero revistas de deportes o de información actual". La comida: "La italiana es la que mejor se adapta a las necesidades de un deportista: mucha pasta y mucho arroz". Fuerteventura: "Muy bien; la comida es buena y se pueden practicar deportes al margen del ciclismo". De su novia, que la tiene, no dijo nada.

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