Se quedan solos
Se quedan solos. El Barcelona y el Real Madrid aprovecharon la jornada para poner tierra de por miedo con los que les seguían en la tabla. El Atlético pasó en Tenerife del naufragio a la proeza, pero sólo extrajo un punto, como en Riazor la Real Sociedad, 13 partidos invicta. El Espanyol no sumó en el Camp Nou. Y el Betis, que ya se hace oír, sigue demasiado lejos de la cabeza. La Liga empieza a tener una jefatura clara, la de los dos equipos de siempre. Pero, eso sí, el campeonato sigue echando e menos mejor fútbol.El Barcelona conserva el liderato. La recuperación de Guardiola le ha puesto motor a un equipo al que, y no siempre, sólo le salían las cuentas clasificatorias. El modelo de Van Gaal no funciona, pero la batuta de Pep es universal. Todo lo mejora, sobre todo si, como sucede ahora, nadie la cambia de sitio. El Barcelona comienza a tener aire a Guardiola y eso le ayuda un mundo a resolver sus compromisos. En el del sábado, ante el Espanyol, también contó la suerte (el gol de Luis Enrique, por ejemplo), pero pesó más la suficiencia del organizador de oro.
El Madrid, que parecía el equipo más sólido, se reencontró con las dudas. El Mérida le dio un susto de aúpa en el Bernabéu. Jorge D'Alessandro se estudió el encuentro a conciencia, construyó un entramado táctico que hurgara en las carencias madridistas y a punto estuvo de dar la campanada.
Un gol en propia meta de Mariano (el árbitro se lo adjudicó a Suker) es todo lo que pudo sacar el Madrid para ganar el partido. Los extremeños gozaron hasta de un penalti, que Marcos mandó a la grada. El Madrid sufrió, pero sacó adelante el resultado y mantiene intacto su codo a codo con el Barca.
El Atlético, sin Juninho ni Lardín, vivió en Tenerife dos sabores opuestos. Dejó escenas preocupantes en el primer tiempo (fallos infantiles, reproches entre sus jugadores, autoexpulsión de Caminero y dos goles en contra) y sensacionales en la segunda (fe ciega, lucha constante pese a la inferioridad numérica y dos goles). Pero el empate le vale de poco.
¡Ah! Y el Valencia, al fin, se pegó un homenaje. Goleó en Mestalla al Compostela (4-1).
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