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"ETA no tiene posibilidad de recuperación ni de rearme"

Viernes, día 12. Jaime Mayor Oreja ha tenido una jornada muy agitada. Por la mañana voló a San Sebastián para reunirse con sus compañeros del PP vasco y abrazar a la familia del concejal de Rentería José Luis Caso, asesinado horas antes por ETA. Por la tarde, regresó a Madrid y presidió la reunión del Pacto antiterrorista en el Congreso. Pese a ser un momento especialmente duro para él, aceptó dos horas de entrevista.Pregunta. ETA acaba de asesinar a un concejal. ¿Hasta cuándo va a durar esto?

Respuesta. No se debe perder la. perspectiva por un asesinato de ETA o por un éxito policial. La lucha contra el terrorismo es esperanzadora para los demócratas, pese a que sucedan acciones trágicas como la del jueves pasado. La forma de medir los. avances es cómo funciona el entramado político-social que rodea a ETA y se ve que ha retrocedido en su capacidad de respuesta. También se han producido avances en la lucha policial, en la colaboración internacional y en el cumplimiento de la ley con la reciente decisión del Tribunal Supremo sobre la Mesa Nacional de HB. Con Francia, los resultados no sólo son buenos, sino que las expectativas son muy favorables. Aunque vamos a seguir teniendo estallidos, lo bueno es mantener la dirección y no dar bandazos.

P. ¿No cree que la sociedad estaba sumergida en una cierta euforia?

R. No hay ninguna intervención policial tras la que yo no haya avisado de que no debe caerse en la euforia. Otra cosa es que cuando no hay atentados, enseguida aparecen las mezquindades de los partidos, de todos, y nos olvidamos del terrorismo para entrar en discusiones.

P. Un comentarista de prensa ha dicho que el asesinato de Caso es la consecuencia de la condena del Supremo a la dirección de HB y que usted puede sentirse contento. ¿Qué opina?

R. Es duro escuchar estas cosas. Parece, según esta versión, atribuir la responsabilidad de los atentados a quien actúa con firmeza frente a la banda terrorista. Es un comentario perverso. De hacerle caso, la conclusión que se podría sacar es que cuanto más cómoda esté HB, mejor actúo yo.

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P. ¿Hay una escalada de ETA contra los concejales del PP?

R. ETA va a atentar lo más que pueda, como siempre. En los cinco primeros meses del año 1997, desencadenó una ofensiva brutal; después hubo un momento en que se produjo una inflexión, con la liberación de José Antonio Ortega Lara en julio; y más tarde se vengó de manera cruel con el asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco. Ahora, tras la sentencia del Supremo, ETA ha intentado vengarse.

P. ¿Pero va a centrar sus ataques en los concejales del PP?

R. No lo sé. Con ETA, uno no puede jugar a adivino. ¿Pero que va a tratar de exigir y presionar al Gobierno para que cambie de política? No tengo ninguna duda. ETA quiere forzar una negociación, pero no para terminar, sino para tener más poder. Y sí tiene más poder, prolonga el terrorismo. Se está reproduciendo la situación de octubre y noviembre de 1981, cuando el partido del Gobierno de entonces, la UCD, fue el sometido a tensión. Eso no significa que en otro momento cambie de estrategia.

P. ¿Puede garantizar usted la seguridad de los ediles del PP?

R. Una cosa es que yo tenga esa responsabilidad y otra ser un mago. Podemos ayudar razonablemente a los ciudadanos, pero no se puede garantizar la seguridad total de los ciudadanos vascos. Lo importante, es que los jóvenes [militantes del PP] están ofreciendo una respuesta mucho mejor que la que obtuvo la UCD cuando le pasó algo similar en Espero que puedan soportar con entereza esta situación.

P. ¿Cómo interpreta que ETA siga actuando después del rechazo social que provocó el asesinato de Miguel Ángel Blanco?

R. Está en la lógica de ETA, que es una lógica militar. Porque ¿en qué lógica política entra que ETA mate a un concejal del PP en un momento en que la Mesa de HB es víctima de una supuesta agresión de los tribunales españoles y en que están convocadas acciones de protesta, con el apoyo de otros nacionalistas del llamado tercer espacio? Convierten al PP en víctima y consiguen- que todo el montaje de apoyo a HB desaparezca en dos horas. Los de ETA son terroristas y tienen mentalidad guerrera.

P. ETA político-militar emprendió una campaña de asesinatos de concejales de UCD a comienzos de los 80. Fue un síntoma de la descomposición interna de ETA-pm, que a los pocos meses se disolvió. ¿Estamos ante un fenómeno similar?

R. Los fenómenos no son muy distintos y, por tanto, los finales no pueden ser muy diferentes. Decir esto es lo que más irrita a algunos y, casi se convierte en un referente para hacer lo contrario. El escenario final dialogado no puede ser muy distinto al de ETA político-militar. Cuando se produce un aislamiento social, los procesos finales de las, bandas terroristas se aceleran y los cracks son inesperados. ¿Cómo cayó el muro de Berlín? ¿Quién lo hubiera pensado cinco meses antes? Es fundamental administrar el tiempo. No hay que apresurarse.

P. ¿ETA tiene posibilidad de recuperación?

R. No tiene posibilidad de recuperación ni de rearme. Igual que el anterior régimen [de Franco] no podía rearmarse, ETA es ahora el viejo régimen y su situación actual no es comparable con la de los años 80.

P. ¿Qué consecuencias políticas piensa que ha acarreado en el País Vasco la condena a la dirección de Herri Batasuna?

R. Contesto con una pregunta: ¿cuál ha sido la respuesta social del mundo político de ETA? No tiene nada que ver con la que se hubiera producido hace 10 años. Hemos pasado de las jornadas de lucha a la convocatoria de huelga general, y de la huelga general a los paros de dos horas. Ahora da la impresión de que queda en nada. Política y socialmente no está pasando nada especial. Eso es lo que más daño hace a HB. Significa que estamos en un País Vasco totalmente distinto al de hace 10 años. HB está perdiendo el referente político y social para ser sólo un referente de la violencia, mientras que hace 10 años se le reconocían también otras cosas.

P. Pero el terrorismo sigue...

R. Estamos ante un proceso largo. No debemos caer en la euforia ni perder la perspectiva. Asistimos al desmonoramiento del viejo régimen de ETA, que se va troceando.

P. Eso de que ETA se desmorona, de que ETA se acaba, de que ETA está dando los últimos coletazos, suena a música ya conocida y, sin embargo...

R. Yo no he dicho eso de los últimos coletazos, sino que ETA se desmorona. Puede provocarnos una tragedia, pero vamos a asistir también a un desmoronamiento de la organización en Francia. Si tenemos confianza en el funcionamiento de nuestro estado de Derecho, en la cooperación internacional, en la actuación de las fuerzas de seguridad y en la sociedad vasca y española, tenemos motivos de esperanza, por duros y trágicos que sean los actuales momentos.

P. ¿No hay el riesgo de que la dirección de HB encarcelada sea sustituida por otra clandestina y más radicalizada?

R. Este proceso va a significar una crisis creciente en la futura Mesa de HB, que no va a salir reforzada. No hay que tener miedo a la siguiente Mesa de HB. Alguien daba la impresión de que iban a venir unos mirlos blancos que iban a surgir de pronto. ¡Y no es así! La incomodidad social y política de ese entorno sólo va a provocar contradicciones en ese ámbito, mientras que la comodidad sólo fortalece a esa organización.

P. ¿Quién va a sustituir a la mesa de HB encarcelada?

R. ¿Los ortodoxos de KAS? ¿O los que están instalados en lo que es un tercer espacio? ¿Los Patxi Zabaleta o Iñigo Iruin? ¿O los Alegría y Arnaldo Otegui Mongradón? ¿Qué debate va haber ahí? Todo va a ser una contradicción. Ellos, sobre el papel, diseñan su estrategia con facilidad al decir que la próxima etapa tiene que ser una HB cada día más alejada de ETA. Eso está muy bien escribirlo, pero en la práctica supone un gran debate y una gran contradicción. Porque o escoge el camino de la ortodoxia de ETA o escoge el desligamiento de ETA.

P. ¿Cree que HB se desligará algún día de ETA?

R. Eso es lo único del mundo de HB que nos debe importar a los demócratas. Y otra gran encrucijada que tiene el mundo de ETA es si deja de matar. Mientras eso no se despeje, los bandazos de los demócratas son disparates. Todas las estrategias que se puedan diseñar sobre los aledaños de o sobre las supuestas escisiones de sólo fortalecen a las direcciones ortodoxas de HB y ETA.

P. Aunque no parece que estemos es eso que usted denomina escenario de diálogo ¿es posible adoptar medidas para la reinserción de etarras?

R. Yo creo que hay una política penitenciaria del Gobierno, que podrá ser todo lo modesta que se quiera, pero la hay desde el primer día, como se ha puesto de manifiesto durante este año. Yo creo que no hay una posición estática ni rígida en este tema.

P. ¿Tiene miedo el Gobierno a abordar la política de reinserción?

R. El problema no es tanto el acercamiento o alejamiento de presos o el tercer grado penitenciario [la semilibertad]. Para quien tiene mentalidad bélica como ETA, lo importante es la sensación de fortaleza o debilidad. Por eso es muy importante quién tiene la iniciativa en política antiterrorista. Nuestra estrategia no puede estar pendiente de lo que haga ETA o de tal o cual declaración de un dirigente de HB. Tenemos que evitar que nuestras decisiones dividan los estados de opinión porque dificulta la articulación de la mayoría social contra el terrorismo.

P. Con la condena a HB se esperaba acabar con la imagen de impunidad de esa coalición. ¿No queda neutralizado ese efecto por la descalificación del PNV a la sentencia?

R. El problema terrorista es esencialmente el de una minoría que quiere abusar de la falta de articulación de una mayoría y lo quiere hacer con la pistola. El problema vasco es la falta de articulación de una mayoría, de un proyecto político compartido entre nacionalistas y no nacionalistas. Se enuncia mal el orden de prioridad de los conflictos. Se dice: para resolver el problema terrorista hay que resolver el problema vasco. Y eso es un error: para resolver el problema vasco hay que resolver el problema terrorista, porque hasta que no haya plena libertad no podremos resolver un problema de desencuentros entre vascos.

P. ¿No está dando el PNV un balón de oxígeno al soporte de ETA con sus críticas a la sentencia del Supremo?

R. Estoy seguro de que los nacionalistas vascos quieren que ETA desaparezca o se debilite, pero para ellos eso hace aumentar su encrucijada respecto a con quién comparten proyectos porque, si no existiera violencia, tendrían más tentación de compartir un proyecto con los que siendo nacionalistas han estado antes con los violentos. La gran cuestión de los nacionalistas es con quién comparten en el futuro un proyecto: ¿con lo que quede de ETA sin violencia o con los que no son nacionalistas? Mientras exista una ETA muy fuerte, el nacionalismo sabe que no tiene nada que compartir con ETA; pero si ETA se debilita, su duda es con quién comparte un proyecto: ¿con lo que quede de ETA? ¿con el residuo de HB? ¿con el Elkarri de turno?

P. ¿No podría haber un acuerdo entre el PP y el PSOE para animar al PNV a que mantenga una posición más clara contra el entorno del terrorismo?

R. Los dos grandes partidos tienen que tener perspectivas singulares para que al final compartamos un proyecto de país con el nacionalismo. El PP y el PNV tendrían que entenderse mucho más de lo que lo hacen. Ahora es el momento en que el socialismo, el centro-derecha y el nacionalismo democrático compartan un proyecto común, partiendo de que los dos primeros no tengan duda de que deben aproximarse.

P. Hace unos días ha sufrido un golpe la buena colaboración del PSOE en la política antiterrorista del Gobierno por minusvalorar desde La Moncloa a Joaquín Almunia, líder del PSOE.

R. Eso ha sido una bola de nieve que ha rodado absurdamente. Ha sido un disparate. No habiendo casi desacuerdos -y por unas malas interpretaciones en las que no entraré- se ha creado un espejismo, cuando entre el PP y el PSOE hay una coincidencia casi plena sobre terrorismo.

P. ¿Acepta entonces que hubo un error desde Moncloa?

R. No, no, no, no, no... Yo lo que no hago es entrar en esa carrera alocada en la que estábamos distorsionando una situación. Tenemos que volver al sentido común. Con el terrorismo no se debe jugar. Ha sido una irresponsabilidad entrar en un debate sobre la política de indultos [de etarras].

P. Pero desde Moncloa se ha dado a entender que Almunia no tiene talla política...

R. También se ha dicho lo mismo de Aznar. Insisto: el PSOE ha tenido un comportamiento impecable en el tema del terrorismo y el Gobierno está teniendo un comportamiento leal.

P. A veces desde el Gobierno se ataca a la oposición y luego hay alguien, como usted, que hace de apagafuegos ¿Hay una especie de doctor Jekyll y Mister Hyde?

R. Sobre el terrorismo no hay dos caras. Ha habido un conjunto de malentendidos.

P. Álvarez Cascos tiene mejor relaciones con el PNV que usted....

R. ¡Eso parece... ! Pero, bueno, no soy un hombre celoso (ríe).

P. ¿Y cómo lleva que Arzalluz diga que Álvarez Cascos es maravilloso y Mayor Oreja el enemigo?

R. Eso es coherente con lo que digo sobre el problema vasco y sobre el déficit de proyecto compartido entre vascos. Y todo referente no nacionalista en el País Vasco, y que tenga una capacidad de influencia en la sociedad vasca, es especialmente combatido democráticamente por el nacionalismo democrático. Yo estoy muy tranquilo en ese sentido. En ocasiones, en una burda estrategia, se dice que uno es muy bueno y otro muy malo porque hay interés en crear una especial incomodidad al referente vasco que no es del nacionalismo. Pero, como yo conozco a los nacionalistas desde hace mucho, yo ya lo sé. Ellos son implacables con los rivales políticos en el país y son generosos y bondadosos con los cadáveres políticos. Yo creo que eso me puede estar pasando a mí, que puedo ser un referente en el País Vasco y que, además, soy vasco. Eso es una pura consecuencia del problema vasco, que no es un problema entre Madrid y en País Vasco, sino un problema entre vascos.

P. ¿No cree que desde el Gobierno del PP no se presiona al PNV para comprometerle en los pactos antiterroristas ni tampoco lo está haciendo el PSOE desde el gobierno tripartito vasco y, por tanto se asiste a un retroceso en ese proyecto como era el pacto de Ajuria Enea?

R. La situación está estancada. No se comparte un proyecto común y es muy difícil que sea así hasta que no cambie la sociología el país. Los partidos se han instalado en un escenario donde se gobierna conjuntamente pero sin compartir proyectos. Cada uno saca lo que le interesa, pero sin avanzar en un proyecto común. Es un déficit que se superará próximamente con el equilibrio del voto entre nacionalistas y no nacionalistas, lo que obligará a un proyecto común.

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