El Valencia amaga su recuperación

La Real confió en exceso en el mal fario del Valencia. Y casi lo logró. El partido necesitó demasiado tiempo para otorgar el premio y al final repartió ganancias a partes iguales. El Valencia invirtió más intención que acierto, pero arriesgó lo mínimo para frenar su retroceso futbolístico. En Anoeta amagó su recuperación en un arrebato de coraje, aunque le faltó sosiego y clarividencia para borrar el complejo de perdedor.El brío inicial de la Real puso de manifiesto una defensa valencianista temblorosa, receptora de una oleada de ataques por las esquinas, donde Luis Pérez y De Pedro lograron poner dos gotas de fútbol que se fundieron muy rápido debido al atasco que se ocasionó en la parcela central.

El Valencia, con un talante esforzado y poniendo en juego el método dictado sobre la pizarra por Ranieri, conquistó el área de Alberto en dos claras oportunidades de VIaovic. Claudio López se encargaba de burlar a la defensa, mientras el croata meditaba la mejor ubicación dentro del área, pero cuando se quedó en solitario remató en plancha desviado. A renglón seguido, una diagonal de Carboni le permitía otra vez hacerle un siete al portero realista. El desacierto rematador fue una constante ayer en las botas del delantero valencianista. Tampoco el argentino López encontró el camino del gol, cuando tuvo en sus botas la portería a su merced. El ataque del Valencia estaba preñado de desatinos.

Con el paso de los minutos, el Valencia le arrebató a la Real el arma del contragolpe y así le originó serios problemas de identidad cuando pretendía irse hacia arriba. De esta forma la Real se quedó desnuda, con el balón en su poder, pero sin personalidad, abandonada a un sprint de Luis Pérez, un fogonazo de López Rekarte o una maestría de De Pedro.

En cuanto el Valencia comprendió las dificultades del contrario con la pelota en su poder, aceleró la máquina. Mendieta emergió en un centro del campo a su antojo; allí le caían los balones para dirigirlos a diestra y siniestra. Al Valencia le bastó con sujetar a De Pedro y dejar que pasara el tiempo para adueñarse del juego.

La Real entregó su suerte a una jugada aislada y esperó el momento en que la fortuna se divirtió a costa del Valencia para resucitar el gafe que persigue a su adversario. Sin buscarlo, en un córner tocado por De Pedro con mucha intención, Antia empujó el balón a la portería de Zubizarreta.

La Real se acomodó con el marcador en franquía y no sopesó en su justa medida las virtudes del enemigo. Con que en una galopada de Mendieta, recibió el castigo que merecía.

La Real y el Valencia disiparon sus opciones de victoria, agotando la recta final del encuentro con un derroche de carreras sin el destino preciso. Pagaron la factura de las imprecisiones y acusaron el cansancio baldío que emplearon durante 90 minutos para imponer la autoridad física sobre el campo.