El presidente de la FNAC y Printemps no paga el impuesto sobre la fortuna
La novena fortuna de Francia, el financiero François Pinault, gran amigo del presidente de la República, Jacques Chirac, y de no pocos notables de la derecha política, no ha pagado este año un sólo franco del impuesto que grava precisamente la fortuna.El dato, desvelado ayer por el semanario Le Canard Enchainé, reabre la discusión sobre la fiscalidad del patrimonio y sitúa bajo los focos de la sospecha general al conjunto del sistema fiscal francés.
Es uno de esos casos que acreditan, clamorosamente, el repetido comentario del ministro de Economía, Dominique Strauss Kalin, según el cual, la fiscalidad francesa castiga a las clases medias y a los millonarios, pero perdona a los multimillonarios.
Una prueba más de cómo las argucias contables, la sabia utilización de las múltiples exoneraciones fiscales y el conocimiento de las lagunas legales permiten a los verderos ricos soslayar sus compromisos con la Hacienda pública.
François Pinault, de 61 años, propietario de los almacenes Printemps, FNAC, Redoute y un largo etcétera, es el prototipo de empresario autodidacta que, al abrigo de sus inmejorables contactos, ha hecho una carrera meteórica en los últimos 10 años hasta consolidar un imperio con una cifra de negocios de 80.000 francos (unos dos billones de pesetas) y 60.000 trabajadores.
Método habitual
Aunque el Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna (ISF) no se aplica, concretamente, a los bienes profesionales, ni tampoco a las obras de arte, de las que Pinault parece ser, por otra parte, un verdadero entusiasta, los analistas fiscales consideran desconcertante que el financiero haya podido soslayar el impuesto.Una actitud, ésta la de la sorpresa, que no comparten los experimentados funcionarios de la Hacienda pública para quienes resulta ya habitual ver que las grandes fortunas quedan excluidas del pago de un impuesto que, tras las sucesivas modificaciones supuestamente inspiradas en conjurar el peligro de la huída de capitales, ha terminado por convertirse en un auténtico coladero.
François Pinault, cuya fortuna sobrepasa ampliamente los 12.000 millones de francos (300.000 millones de pesetas), ha acabado por reconocer que, efectivamente, no ha pagado el ISF de este año. Forzado por Le Canard Enchainé, el financiero ha explicado que si la diferencia entre su activo y su pasivo ha quedado reducida a cero es porque suscribió a título personal un préstamo de 140 millones de francos (3.500 millones de pesetas) para volver a comprar acciones de su propio grupo, PPR (Pinault Printemps Rédoute).
Aunque su explicación suscita alguna dudas, es muy posible que todo sea perfectamente legal. El Gobierno francés se ha comprometido a modificar el ISF el año próximo.
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