De lo evangélico a lo placentero

Es evidente que hay muchas maneras de hacer un programa especial sobre los libros, y también lo es que la mayoría de ellos suelen conseguir lo contrario del anhelado estímulo a la lectura. Probablemente el error más frecuente sea el utilizar un tono reverencial para hablar de literatura o ensayo; aceptar, consciente o inconscientemente, que el texto bordea lo sacro y que, por tanto, el autor posee la verdad absoluta por más que existan numerosos libros y numerosos autores que no justifican el papel gastado en su impresión o el derecho a pensar, como señaló Burrouglis.Quizá por ello el especial Leer es un placer que hoy emite Canal + a las 18.56 se desmarque notablemente de los programas al uso: 58 minutos en los que el libro es un factor más de un programa que busca entretener' que utiliza conscientemente las reglas del juego de lo audiovisual, que cuida la banda sonora (Ry Cooder, Morphine, Lou Reed o Tom Waits), las opiniones inteligentes (un Alvaro Pombo divertido y entrañable, una Ana Rossetti prestidigitadora, una Siri Hustved espléndida o un lúcido Gonzalo Suárez), los comentarios in trascendentes o los divertidos (inolvidable el taxista).

Un programa que puede incluir un martinete de Vicente Soto Sordera en un pasillo o un excelente videoclip de Bob Dylan, que da la palabra a escritores jóvenes (David Trueba, Ignacio Martínez de Pisón, Nuria Barrios, Juan Bonilla o Alex de la Iglesia), que se complace en escuchar a autores como Augusto Monterroso, Máximo, Ana María Moix, Gustavo Martín Garzo, Isabel Allende o Linda Yablonsky, y que busca las opiniones de editores y lectores, desde Carmen Alborch, Forges y Pilar Bardem a Santiago Auserón, Joaquín Leguina o la Escuela de Traductores de Toledo. Una amalgama de información en torno al placer de leer, hilvanada por un sólido conductor, Nancho Novo, en la que cada cual puede y debe sacar sus propias conclusiones y sin necesidad de recubrirla con ese tufo de sacristía laica al que al parecer, tan proclives son los que piensan que el leer es una misión evangélica.